AQUÍ Y AHORA
De árboles y políticas
QUE ENTRE las pulsiones más acendradas de los españoles destaca el afán arboricida es bien sabido por todos. Debe ser algo atávico, sin remedio, cuyo origen quizás cabe rastrear en algún remoto gen que almacena el pretérito miedo ancestral al bosque cuando era amenaza para la precaria vida humana, pues el caso es que pese al discurso oportunista y demagógico al uso sobre ecología de celofán y pret a porter, esa pulsión aparece en cuanto la dejan. Otro ejemplo: en el entorno magnífico de uno de los paseos más hermosos de Madrid, escenario de múltiples e importantes eventos históricos y rodeado de edificios emblemáticos como el museo del Prado, se prevé una tala de centenarios y majestuosos plátanos. Hace algún tiempo ya le pegaron un buen mordisco al Jardín Botánico, destrozando su primorosa geometría de parterres simétricos. Ahora el pretexto es otra obra más con las que atormenta al sufrido madrileño el alcalde Gallardón, dispuesto a no dejar calle, parcela o parque de la capital sin cata o agujero.Yo fui uno de esos niños que jugaban bajo su sombra protectora, incluso al balón cuando el guarda no nos veía, mientras esperaba a mi padre que trabajaba en un oficina cercana. Pero si vayan leyes do quieran reyes, la vida de los indefensos benefactores de la humanidad depende de las peleas entre grupos políticos. Los pobres plátanos se han convertido en una especie de primarias para futuras bazas electorales si Rajoy se estrella. Y ahora, la baronesa Tita Cervera ha aparecido en escena jaleada por la izquierda. Dicen que está negociando el traslado de sus cuadros y quiere presionar, pero yo no lo creo: se debe a la nostalgia de haber jugado al aro bajo sus copas mágicas.