El hombre cosmético

HASTA hace poco el hombre había entrado por el aro de los cosméticos (dícese de los productos que se utilizan para la higiene o belleza del cuerpo, especialmente del rostro) con el uso de colonia, masaje después del afeitado, gel de ducha, champú para lavarse la cabeza, camuflador de canas, productos anticalvicie y poco más. Pero los tiempos adelantan que es una barbaridad. Así, en Muy Interesante de este mes (con el que celebran el 25 aniversario de esta magnífica revista de divulgación científica) hay varias páginas de publicidad dedicadas a conseguir el hombre cosmético. Supongo que la campaña estará subvencionada por el Instituto de la Mujer, con el fin de conseguir la igualdad (¿?) entre hombres y mujeres, empujando desde el lado de los hombres. Todos cosméticos. Bajo el título de «Innovación elevada al cubo», nos ofrecen gel hidratante facial, que recupera y calma la piel; gel hidratante de uso diario, que hidrata y reaviva el aspecto de los ojos cansados y estresados, e hidratante menta fresca, que nutre, suaviza y calma los labios. Los hombres estamos con los nervios a flor de piel, nos tiemblan los labios y miramos demasiado. Necesitamos urgentemente estos cosméticos. Más adelante («Así se cuidan los hombres») encontramos cinco cosméticos for men, de los que destacamos un contorno de ojos que combate el cansancio de la mirada: hidrata, deshincha las bolsas, atenúa las ojeras, alisa las pequeñas arrugas y refresca la mirada ¡Ahí es nada!