Diario de León

TRIBUNA

Prostitución, igual a explotación sexual

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HOMBRES POR LA ABOLICIÓN DE LA PROSTITUCIÓN
León

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La campaña organizada y financiada en pro de la defensa de la prostitución como un «trabajo» o una «profesión» ha adquirido dimensiones impresionantes con la aportación sustancial de Anela (la patronal de los proxenetas) que esperan pasar a ser considerados como «empresarios del sexo» y cotizar en bolsa. No olvidemos que es el segundo «negocio» más importante en el mundo, superando al tráfico de armas y al tráfico de drogas. El dilema planteado es si la prostitución es una forma de explotación que debe ser abolida o una profesión que hay que reglamentar. La regulación de la prostitución se asienta en un doble supuesto: la prostitución es un trabajo como cualquier otro y este trabajo puede ser libremente elegido o dejado cuando se quiere como cualquier otro. La abolición se asienta en el supuesto de que es la esclavitud más antigua del mundo. El debate se centra habitualmente en las prostitutas y se oculta habitualmente a los clientes, los «prostituidores», hombres, que son quienes con su demanda de mujeres cada vez más jóvenes, cada vez más «exóticas», cada vez más sumisas, están provocando esta espiral de humillación, sometimiento y violencia que sufren más de cuatro millones de mujeres y niñas en todo el mundo, que están siendo víctimas de la trata y el tráfico con fines de explotación sexual, según el Informe del Fondo de Población de Naciones Unidas del año 2000. Por eso, nosotros, hombres por la abolición de la prostitución (http://hombresabolicionistas.blogspot.com/) cuestionamos el modelo tradicional de masculinidad, basado en las ideas de control, dominación y rechazo de los sentimientos. Consideramos que la prostitución es una manifestación de explotación sexual. Defendemos que la sexualidad debe producirse en un plano de libertad, igualdad y mutua correspondencia, libre de jerarquías, dominación y mercantilización. Denunciamos la prostitución como una modalidad de explotación sexual de las personas prostituidas, en su práctica totalidad mujeres, y que contribuye a perpetuar y a que se acepte socialmente la violencia de género. ¿En qué modelo social vamos a educar a nuestros jóvenes? ¿Cómo les vamos a explicar a nuestras hijas la igualdad de derechos cuando se miren en mujeres expuestas semidesnudas legal y reguladamente en escaparates «a la venta» del público? ¿Cuáles serán los sentimientos y la visión de nuestros chicos hacia las chicas cuando comprendan que esa puede ser una de sus futuras «opciones laborales»?. Rechazamos que la educación sexual de muchos se base en la pornografía, industria donde se reproducen los mismos esquemas de violencia sexual que en la prostitución. Para nosotros el «cliente», el prostituidor es el principal responsable de la misma porque con su compra permite que haya mujeres que se puedan vender y contribuye a generar relaciones sexuales de dominación. Consideramos que la regulación legal beneficia a las mafias dedicadas a la prostitución, contribuye a su extensión y a la aceptación social de la misma, y favorece la existencia de la prostitución infantil. Afirmamos que en la actualidad existe una casi absoluta inhibición y tolerancia por parte de políticos, jueces y fuerzas de seguridad frente a todos los que participan en el negocio del sexo cosa que contribuye a su extensión y aceptación social. El modelo holandés de legalización de la prostitución no ha contribuido a la desaparición de la misma, sino a su aumento. El ejemplo de Suecia donde hace cuatro años que se aplica el modelo abolicionista, la prostitución y el tráfico de mujeres han descendido vertiginosamente. Consideramos que afirmaciones del tipo «sin la prostitución habría más violaciones», «es la profesión más antigua del mundo», «es la única manera de tener relaciones sexuales para muchas personas» son completamente inaceptables y ofensivas para los hombres. Los hombres no tenemos deseos sexuales incontrolables e incontrolados por los cuales sin prostitutas sólo podemos acabar violando. Ese tipo de argumentos sólo pretenden justificar la relación de poder que supone la prostitución y simplemente buscan defender los derechos de los explotadores sexuales. Rechazamos las acusaciones de «moralismo» y «conservadurismo» con que se ataca a la postura abolicionista por parte de colectivos que viven y se financian de esta apuesta por la regulación. Todos tenemos una moral, pero nuestro abolicionismo parte de un análisis feminista y del deseo de acabar con la violencia sexual. Por otra parte, nuestras posiciones no tienen nada que ver con el prohibicionismo, no pretendemos penalizar a la prostituta u obligarla a abandonarla. Los abolicionistas pretenden aplicar programas sociales de ayuda, alternativas y reinserción laboral para aquellas que voluntariamente quieran cambiar su situación. Para nosotros los únicos que merecen castigo son los traficantes de mujeres (que comercian con las mujeres como mercancías sexuales), los proxenetas (que sacan provecho de la explotación sexual) y, en última instancia, los «clientes» por la utilización y «cosificación» del cuerpo de la mujer. No vemos delito en la venta del cuerpo por parte de las prostitutas, pero sí en la compra de las mujeres y de la consideración que de esa compra se deduce de la mujer como mera mercancía al servicio de los deseos del hombre. Pensamos que la sexualidad masculina y la masculinidad debe de ser cuestionada (para poder abordar las relaciones con las mujeres en una situación de plena igualdad). ¿Qué le falla a la sexualidad masculina para creerse con derecho a comprar mujeres? ¿Por qué el «cliente» no aspira a tener una relación igualitaria con la mujer en el ámbito sexual, sino una en la que esta relación sea de dominación? Creemos que todo esto se debe de reformular e igual que hicieron las mujeres debemos de repensar nuestro papel social y la esencia de la masculinidad para dar una respuesta adecuada a la actual situación de igualdad entre hombre y mujer. Por ello, nos oponemos a la regulación legal de la prostitución, por suponer una legitimación y normalización de esta forma de violencia sexual, y una equiparación de la mujer con mera mercancía. Consideramos que las acciones políticas deben ir encaminadas de manera urgente a: - Eliminar las condiciones que posibilitan y favorecen la prostitución, lo cual pasa por políticas de igualdad de género y la lucha contra el sexismo. - Campañas de prevención, educación y sensibilización con el tema, instando a los hombres a no comprar servicios sexuales. - Perseguir inmediatamente todas las modalidades de proxenetismo, medie o no consentimiento de la persona prostituida, en consonancia con el Convenio de Naciones Unidas para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena de 2 de diciembre de 1949, tal y como asumimos al ratificar dicho documento. - Campañas de educación sexual y afectiva desde una visión de la sexualidad igualitaria, científica y libre de tópicos machistas. - Incrementar los recursos dedicados a desarticular las redes de prostitución - Crear un código ético que disuada a los medios de comunicación de publicitar la prostitución. - Incrementar suficientemente los recursos destinados al desmantelamiento de las redes de prostitución que operan en nuestro país con mujeres traficadas. - Contribuir con planes sociales a la reinserción social y laboral de las prostitutas que quieran libre y voluntariamente abandonar su situación. Ofrecer opciones laborales a las prostitutas para su inserción social. Consideramos que, aunque la prostitución homosexual posee características diferentes de la prostitución heterosexual, es también una forma de explotación sexual. Por ello, llamamos a los hombres heterosexuales y homosexuales a comprometerse de manera activa en la lucha contra la prostitución. Como principales clientes de la prostitución, los hombres tienen la responsabilidad de generar las condiciones para su desaparición: sin hombres dispuestos a pagar no podrá haber comercio del sexo. Hombre, las mujeres y los hombres no son mercancía, ¡no los compres! con ello contribuyes a la explotación sexual. Puedes firmar el manifiesto que hemos elaborado los hombres abolicionistas en la siguiente web: https://www.firmasonline.com/1Firmas/camp1.asp?C=215

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