Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

No hay ciencia sin curiosidad

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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LA UNIVERSIDAD de León está dando buenas y gratas sorpresas. Si antaño exhaltaron al científico Juan Francisco Martín, con el Premio Severo Ochoa, ahora le ha correspondido al equipo que dirige el profesor doctor José Antonio Vázquez Boland. Pertenece a un departamento del que desconocía, incluso, su existencia: el de Patogénesis Molecular y Genómica Bacteriana. Si yo he estado en la vena de nuestra Universidad, y desconocía su trabajo, supongo que para el común de los leoneses ha sido aún más gratificante la sorpresa. El reconocimiento les ha llegado por la investigación y desarrollo para remediar la listeriosis. He tenido que recurrir al diccionario para saber de qué se trata, pese a que el profesor ya nos anunciaba en el periódico que «es la infección alimentaria más grave. No es común, pero sí la que más muertes causa». Toda investigación es hija de la curiosidad. Como la ciencia. Sin curiosidad no es posible la investigación ni tampoco la ciencia. El equipo del profesor Vázquez Boland ha hurgado durante años en el estanco de la curiosidad hasta lograr el esperanzador resultado final. Hace pocas semanas, también fue noticia el premio recibido por el Instituto de Recursos Naturales, ensamblado en la Escuela Superior y Técnica de Ingeniería Agraria, dirigido por el profesor Antonio Morán Palau. Esto viene a demostar fehacientemente que la Universidad leonesa cuenta con buenos equipos de investigación. Unos grupos que trabajan a diario, de forma constante, responsable y callada. Y que son los que marcan la calidad de la Universidad. Precisamente ahora en que tanto abunda el famoseo y la foto boba, debe reconocérseles públicamente su trabajo a los que se dedican a cosas serias en León, desde León y para todo el mundo. Son estos equipos de investigación y otros que no han agotado su capacidad de curiosidad, desde luego, los que permiten confiar ciegamentre en el futuro de la Universidad de León. Hay otras investigaciones más escabrosas y torcidas. Ahí está la abierta sobre los miles y miles de millones de pesetas desaparecidos en el proyecto de Terra Mítica de Benidorm. No se los tragó la tierra. Existen indicios evidentes de una gigantesca corrupción que salpica directamente al ex-presidente de la Generalitat valenciana, ex-ministro de Trabajo y actual portavoz del grupo popular en el Congreso de los Diputados, Eduardo Zaplana, y a otros dirigentes del PP valenciano de su época. Pero ha comenzado ya la campaña de distracción al estilo del caso Naseiro para invalidar las pruebas, en lugar de investigar el fondo del asunto. ¿Dónde está el dinero de Terra Mítica?. Tomen nota: ya verán cómo pronto comenzará otro correate de furgonetas y mochilas. Y mientras tanto, el vicepresidente de la Junta, Tomás Villanueva, deja en evidencia sus escasas convicciones democráticas cuando duda de las legitimidades del resultado electoral del 14-M. Es otra maniobra de distracción. No sólo por el acorralamiento a Zaplana, sino por la corrupción destapada en un pueblo del alfoz de Valladolid: Arroyo de la Encomienda, en el que ya no queda suelo que recalificar. Todos sus concejales populares están siendo investigados por el juzgado. Tomás Villanueva, con sus titulares, lo único que busca es distraer la atención de la opinión pública.

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