Diario de León

A CAMPANA TAÑIDA

Piedra de escándalo

Publicado por
FERNANDO DE ARVIZU
León

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MONSEÑOR Blázquez, presidente del Episcopado español, ha dicho que las víctimas del terrorismo deberían estar dispuestas a recibir la petición de perdón y también a darlo. A esto ha habido reacciones adversas de algunos colectivos de víctimas, que llegaron a tacharle de poco cristiano y a pedirle su dimisión. Decían que sólo los que sufrieron los atentados podían perdonar, no sus familiares, pero entonces ¿por qué éstos se llaman víctimas? Lo son quienes sufren personalmente los atentados y también los familiares que sufren las consecuencias. La víctima -entendida en cualquiera de los dos sentidos- está en su derecho a perdonar o no. El obispo ha hablado desde la Fe cristiana, que ya desde sus principios se consideró piedra de escándalo. Nada más abrir el Evangelio de San Mateo (V, 44-48) nos encontramos con unas tremendas palabras de Cristo sobre el amor a los enemigos. Y Blázquez no ha hecho sino recordar lo que dice el Evangelio, nada más. Desde su condición episcopal, su actitud me parece irreprochable y no encuentro nada censurable en lo que ha dicho. Ya sé que decir esto es ir contra corriente, pero me da igual porque es la verdad. Y aún ha dicho más: que el perdón -o el no perdón- es una actitud personal que no puede imponerse socialmente, aunque -¡mira por dónde!- nadie ha comentado tan interesantes palabras, así es obligado hacerlo ahora. ¿No es imponer socialmente el perdón lo que Peces-Barba dijo a los colectivos de víctimas hace unos meses, a saber, que tendrían que hacer concesiones a ETA a cambio de la paz?, ¿no es imponer socialmente el perdón exigir que las víctimas se contenten con lo que ha dicho Otegui: que ETA obró torpemente por no haber tenido en cuenta el dolor de las víctimas?, ¿no es imponer socialmente el perdón la última ocurrencia de Zapatero, a saber, una alusión a las víctimas del terrorismo en el prólogo de la Constitución, actual o futura? ¿Les aporta algo tal alusión?, ¿mitiga en algo su dolor o su soledad? Seamos serios. Cada cual puede perdonar o no, allá con su conciencia si se dice cristiano y no perdona, ya dará cuenta a Dios cuando se muera. Pero los gobernantes no pueden forzar el perdón de las víctimas, ni menos aún darlo por producido porque les conviene hacer borrón y cuenta nueva de cara a un proceso negociador con ETA. Y como esta columna además de seria quiere ser sincera, voy a llegar hasta el fondo de la herida, donde está el pus. Desde los años 70, una parte significativa del clero del País Vasco -mucho menor fuera de él- justificó a ETA en la dictadura. Luego, para acallar su conciencia, se refugiaron en la «equidistancia». Vimos con tristeza, cuando secuestraron a Aldaya (más de 300 días de cautiverio) que un obispo pasó junto a una manifestación que pedía su libertad y no se quedó. Y peor aún, cuando agonizaba Miguel Angel Blanco, a quien dispararon dos tiros en la cabeza, ese obispo estaba en el mismo hospital pero no pasó a consolar a los familiares, ni a ofrecer auxilio espiritual al agonizante. De no ser por esa «actitud equidistante» de la parte de la Iglesia vasca que tiene la voz cantante, creo que las palabras de monseñor Blázquez no hubieran tenido el rechazo que tuvieron.

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