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JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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EL PRESIDENTE del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, visitó ayer León. Una visita de tal naturaleza, sólo se hace a una ciudad que se lleva en las venas. Rodríguez Zapatero es un leonés recalcitrante. Y ejerce como tal. Casi tras la primera zancada desde el avión presidencial, ya estaba en la redacción de este periódico. José Luis ha sido indisociable de Diario de León. Fuimos vecinos cuando la sede estaba en Lucas de Tuy. Me consta y sé que cada mañana se asoma a este balcón. Ni antaño, ni ahora, hemos perdido la comunicación. Ayer entró en la nueva sede, saludó a los viejos conocidos y a los novísimos que hoy ganan el pan y la leche en el periódico. Compartió algunos momentos con la plantilla y rubricó su dedicatoria en el libro de oro. Cien años es la leche.Y sin tiempo para la relajación, el programa le enclaustró en el Hotel de San Marcos. El gran jerarca del Gobierno, no es dueño de sus movimientos. Debía entregar al bañezano Antonio Colinas, poeta de la luz, de la libertad, de la simiente de su tierra, el título de «Leonés del Año». Zapatero regaló un discurso magnífico. El presidente conoce y ha leído la obra de Antonio. Un discurso perfecto para un poeta, elaborado desde la sensibilidad y la armonía. Colinas es hijo del viento inasible de la ribera del Órbigo, a la que no quiso olvidar en su respuesta de gratitud. Un hombre/poeta con los ojos acostumbrados a los surcos paralelos de las sementeras de alubias y de remolacha. Pero todo estaba programado contrarreloj. Y el presidente de España acabó sentándose en salón Eminencia. Ya no está decorado con colores vaticanistas. En el Eminencia estaba representada toda la sociedad leonesa. Esa sociedad a la que sirve y a la que se debe Diario de León. Era el almuerzo del Centenario, en el que se entregaba el premio a la Universidad de León. Una vidriera, obra del maestro Luis García Zurdo para una institución que ha sido el último milagro social e intelectual de la provincia. El editor de nuestro periódico, que no suele tener pelos en la lengua, pronunció un discurso de compromiso. Y reivindicativo. Se faja, como pedía Séneca, desde el combate. Santiago Rey Fernández-La Torre, magnificó los cinco sentidos de la comunicación. Los mismos que el gran periodista polaco Kapusinski sintetizaba así: estar, ver, oir, compartir y pensar. Lo repitió ayer ante el presidente del Gobierno. Diario de León es un joven de 100 años. C ontinúa mostrando su vigor. Yo comparezco a diario en este balcón del pueblo y me emociona escuchar de labios de mi presidente la apuesta por la información, por el compromiso de contrastar, conocer, comprender y contar. Me llena de orgullo, también, que el presidente del Gobierno defina a este joven de 100 años como un espacio de libertad y escuela de tolerancia. O como un ciudadano más de León. Uno de esos ciudadanos indispensables comprometidos con su ciudad y con su provincia. Quizá, mientras volaba Zapatero de regreso a Madrid le dieron la noticia: ha muerto Gerardo García Machado, quien fuera fundador de la UCL y un leonés irrepetible para el campesinado. Él presumía de dar tanza al bar bo. No le dio la suficiente a la muerte.

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