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León

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Co mo madre de una alumna de la primera promoción de la Escuela de Cinematografía de Ponferrada, sentí un hondo pesar al ver desvanecerse el rescoldo de esperanza que me quedaba, de conseguir de la Universidad de León la prometida homologación de la titulación para los alumnos. Era la satisfacción que esperábamos muchos padres que, con infinito esfuerzo, pagamos los más de dos millones de las antiguas pesetas que nos costaron los tres años de «carrera». Los dos primeros años de la Escuela vivimos la ilusión de nuestros hijos cada vez que un director, actor u otro afamado del mundillo cinematográfico se acercaba a nuestra ciudad. Gonzalo Suárez pesaba mucho y consiguió buenas clases magistrales y profesores válidos, pero renunció a su dirección honorífica al prever el desastroso final de la Escuela, en el que ya se observaba por parte de la productora, la falta de interés por el cine y por los alumnos y un único objetivo: ganar dinero. Me sorprendió hace varios meses leer en este mismo periódico que un elevado número de ex-alumnos estaba trabajando y, se dejaba entrever, que la Escuela había facilitado su colocación. En el caso de mi hija, y me consta que de muchos más que siguen buscando trabajo igual que ella, la Escuela no les proporcionó la más mínima ayuda para acceder a bolsas de trabajo que les facilitase su incorporación a este difícil y limitado mundo del cine. Con respecto al optimismo de nuestro alcalde y a la justificación de cambiar cosas que no funcionan, le recuerdo su promesa de «hacer de Ponferrada la ciudad del cine» y resulta que nos vamos a quedar con una F.P. de Imagen y Sonido que se puede cursar en muchas ciudades españolas y con una glorieta que nos recordará lo que pudo haber sido y no fue. Y ¿qué harán los que aspiran a ser un gran director o guionista o escenógrafo...? Por favor, no sea demagogo y empatice con los padres que vemos frustradas las esperanzas de que nuestros hijos tengan una titulación que les ayude a resolver su futuro laboral. A los responsables de la Universidad los considero unos inconscientes que han permitido que una empresa privada Maxinema nos time y se vayan de rositas con la justificación del rectorado que además tiene la pretensión de hacernos comulgar con ruedas de molino. Mª Concepción Martínez García (Ponferrada). Hace tres meses asistí en Madrid, en la casa de León a la presentación del libro 500 razones por las que León tendrá autonomía . Reflexionando sobre el tema creo que León y los leoneses seguimos dormidos pensando en nuestra hermosa Catedral y nuestro Barrio Húmedo con su ambiente tan espléndido. Pero pensemos leoneses. León y su provincia tiene una población vieja. Los jóvenes no ven porvenir, estudian y emigran. Los pueblos se quedan vacíos con cuatro ancianos y la ciudad se llena de jubilados que pasean Condesa arriba y Papalaguinda abajo. ¿Dónde está la industria? ¿Dónde hay trabajos para la juventud? ¿Dónde trabajan los 2.000 ó 3.000 licenciados que terminan sus asuntos en las universidades leonesas? En León se quedan cuatro, los demás a emigrar a Madrid donde vivimos en la actualidad muchos miles de leoneses. León y sus leoneses necesitan autonomía propia, fuera de Castilla y de Valladolid que le da a León las migajas quedándose con las tajadas. No quiere que León le haga sombra y mientras nuestros políticos leoneses en la poltrona, miembros de los partidos mayoritarios en el poder, no quieren trabajar por León fuera de la autonomía de Castilla. Les animo a leer el libro y sus razonamientos, les encantará y les hará pensar en vivir en un León cada vez mejor. L. de la Iglesia (Cercedilla, Madrid). Luis Lagüelles (León; edición digital).

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