Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

La depresión política de Rajoy

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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EL LÍDER de la oposición, Mariano Rajoy, parece que anda deprimido después del debate sobre el estado de la nación. Y no tanto porque todos los medios de comunicación, incluidos los afines, le señalen como derrotado en su pulso con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Suele pasar. Dicen que quien tiene la información tiene el poder. Y la información, los datos, están en manos del Gobierno. A mí jamás me ha interesado este barómetro. Para suavizar la derrota, desde la calle Génova se denuncia la parcialidad del presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, al ser estricto con el cronómetro. No es verdad. Tal y como señalaba el marcador, fue incluso generoso. El desplante de Rajoy: «Ya he terminado, señor presidente», fue como la saga fuga de una desgana. El formato del debate había sido aprobado por unanimidad de la Junta de Portavoces, en la que están presentes representantes populares. Las causas de la depresión política de Mariano Rajoy son otras. Quizá no se libere de las mismas hasta que gane la presidencia del partido conservador en un Congreso. Las convenciones están de más. Ni dan, ni quitan. Sólo maquillan. De momento, Rajoy es sólo el designado por el dedo de Aznar. Él y sus escoltas en la dirección nacional. Mariano Rajoy se enfrenta a una tarea imposible: ser, a la vez, líder de dos partidos. Uno de extrema derecha y antisistema y otro de centro derecha que quiere y aspira, con amplio apoyo social, a ser alternativa de gobierno. Porque eso es lo que le pasa al PP. Bajo las mismas siglas cohabitan dos opciones políticas que, a la larga, resultarán incompatibles. Por un lado está la extrema derecha, que siendo minoritaria entre su electorado, tiene copada la dirección del partido y controla a los medios de comunicación que le dictan a Rajoy lo que tiene que hacer al día siguiente o le arrean una paliza como la del miércoles. Por otro lado, está la mayoría del partido, de centro derecha, que asiste estupefacta a los vaivenes y a la deriva que imponen en el PP un grupo de fanáticos. Son ya muchos los que disienten, aunque lo hagan en voz baja. Y en el medio de todo, bandeándose como puede, está Mariano Rajoy. Un Rajoy con innegables dotes políticas, intelectualmente preparado y con alta dosis de experiencia, tanto de oposición como de gobierno. Un Rajoy que quiere mezclar el agua y el aceite, pero no le sale porque es imposible. Agua y aceite no son miscibles. De todos estos avatares, el primer quemado va a ser Mariano Rajoy, no Ángel Acebes. Ni Eduardo Zaplana, salvo que le manden a pedir los tribunales de Justicia por sus negruras económicas mientras fue presidente de la Generalitat Valenciana, y muy especialmente con el sueño del parque temático de Terra Mítica. Yo creo que el asunto no tiene remedio. Me parece evidente. O se está a satisfacer los prejuicios, odios y rencores de la extrema derecha, o se está por trabajar por una mayoría social que te avale como alternativa de gobierno. Pero ha de ser lo uno o lo otro. Los dos, a la vez, son imposibles. Como la mezcla del agua y del aceite. Esa es la condena de Mariano Rajoy. Y la esencia última de su depresión política.

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