Religiones

DECÍA EL FILÓSOFO Cioran, un tipo con bastante mala uva, que todas las religiones son cruzadas contra el sentido del humor, aparte de un combate a puñetazo limpio entre la razón y el corazón. Vivimos tiempos de tremendismo ideológico, evidencia palmaria que se traduce, si hablamos en plan espiritual, en la pajarraca que se ha liado debido a las supuestas ofensas recibidas por ese puntilloso director de orquesta al que los cristianos llamamos Dios. Los integristas católicos y otras hierbas afines están que fuman en pipa con esa peliculita del código Morse, o Da Vinci, en la que se presenta a Jesucristo como un hombre apaciblemente casado con María Magdalena, cuya fama de Mari Petarda quedaría diluida en el oasis cotidiano de las labores casetas, la peluquería semanal e incluso las reuniones con las amigas para tomar café y unas tartitas de nata. Los islamitas a ultranza, jaleados sin duda alguna por el emir dinamita de turno, no se quedan atrás a la hora de echar sal en la herida. Aún están calientes los muertos que se produjeron como consecuencia de los tumultos y algaradas derivados de la publicación en algunos periódicos europeos de las fallidas caricaturas que presentaban a Mahoma ataviado a lo terrorista, pero los santones del resentimiento no aprenden de semejantes lecciones e insisten en su recetario de odio y revancha. Los niños de Arabia Saudí, por ejemplo, estudian en sus libros de texto que los judíos son unos monos y los cristianos, unos cerdos. Bonito mensaje para estrechar los lazos internaciones. Esa cosa que está entre las nubes, se llame Dios o Alá, no parece atravesar sus mejores momentos. El Alto Mando lo debe llevar ahora Satán.