Diario de León
Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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COMO en el teatro clásico, en la política se divide el drama en planteamiento, nudo y desenlace. Esta semana hemos conocido con cierta espectacularidad parlamentaria el planteamiento político de una situación en la que los dos protagonistas esenciales se han enemistado, por voluntad de uno de ellos y algún error del otro, que habría fallado en la prometida información confidencial. La enemistad se extiende, al menos, al asunto más trascendente de la legislatura, como es el posible o hipotético fin definitivo de la violencia etarra. La situación planteada va a desarrollarse a través de episodios que renueven o reaviven el planteamiento, pero sin que las palabras, por medio de las cuales se ha presentado el drama, sustituyan a la acción, por mucho que se pretenda aplazar la hora de la verdad o el diálogo del Gobierno con la banda terrorista en alto el fuego permanente. El Ejecutivo encamina su estrategia hacia ese diálogo, que no contempla el menor precio político, y lo hace no sólo sin el acompañamiento del PP, el otro protagonista, sino con su oposición. Es el nudo del argumento. En el teatro, lo más difícil es evitar que a la mitad de la obra se desplome la intriga o la tensión dramática, y en la actual situación política española ese riesgo vendría del PP más que del Gobierno, pues los populares hablan en defensa de valores eternos -como la ley, la democracia, la dignidad-, pero sabiendo que sin pasar a la acción sus palabras irían perdiendo fuerza y su sentido borrascoso se aplacaría. De ahí el recurso de salir a la calle, por lo que el sábado acudirá el PP como un solo hombre, Rajoy en cabeza, a la concentración/manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, uno de cuyos lemas pide que se averigüe y se sepa quién estuvo detrás del 11-M, lo cual sugiere un amplísimo espectro de politización. Ya se han visto escenas que, sin llegar a ser episodios serios, sugieren que la trama de esta aventura política no va a languidecer fácilmente. Ayer, por ejemplo, interrumpió la policía en Pamplona, por orden del juez Grande-Marlaska, una rueda de prensa en la que Batasuna iba a mostrar su documento sobre el papel de Nafarroa en el proceso democrático. El 'batasuno' Fernando Barrena protestó a la puerta del hotel donde se había citado a los informadores, lamentando la persecución de la Justicia. Y en Madrid pedía el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, disculpas al PP por no haberle informado, antes de hacerse pública, de la entrevista que iba a mantener el socialismo vasco con Batasuna. Pero de ahí a romper con el Gobierno... Habría que volver a una cierto consenso para que el desenlace fuera feliz, aunque se estropee la intriga del drama .

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