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DESDE LA CORTE

Errores de ZP, desmesura de Rajoy

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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DESDE el 11-M, este país no había sentido una sensación de zozobra como la que sintió la tarde-noche del martes. Fue en el momento en que Mariano Rajoy comunicó que rompía su relación con el gobierno. En ese instante pareció que se desmoronaba el castillo de ilusiones que habíamos puesto en el final dialogado del terrorismo. El motivo del desaliento no era la bronca. Era que se habían roto los puentes de entendimiento. Era que el diagnóstico del PP culminaba un lanzamiento de términos destructivos, como rendición, entrega del estado de derecho, identidad de Zapatero y ETA, traición a las víctimas¿ Vista con fáciles ojos de fáciles profetas del pasado, la ruptura era el desenlace natural del clima de agresiones que se había venido incubando. Desde una razón sentimental y política, Mariano Rajoy navegó por mares de presiones y terminó desembocando en la solución más dramática. Todo su talante, su moderación, su disposición al entendimiento y su acreditada buena voluntad terminaron por ser devoradas por quienes días antes -Ángel Acebes- le habían negado el aval del PP a Zapatero. Al final, tenía razón Acebes, no quienes lo matizaron. No olvidemos el dato. Está claro que Zapatero ha sido torpe en facilitar la coartada. No supo informar. Escogió el peor momento. Terminó por ahogar la poca confianza que existía entre él y Rajoy. Sembró dudas sobre la auténtica intención de la «sentada» con Batasuna. Ha sido todo tan romo, tan burdo, tan mal hecho, que José Blanco no tuvo más remedio que pedir disculpas. Es un gesto insólito. Por insólito, honra a quien lo expresa, el señor Blanco; pero es un reflejo de la gravedad de la situación. Quizá no valga la pena recrearse en los orígenes de la crisis. Todos han tenido algo de culpa, y quizá Rajoy no hizo otra cosa que acumular fallos del presidente, verdades no confesad as, sospechas de mentira, para cargarse de razón y encabezar la España que considera una humillación cualquier diálogo con quien tanto ha matado. Lo que vale la pena es meditar cuál es ahora la salida. Todo es problemático, como hemos visto ayer: la interrupción de la rueda de prensa de Batasuna por orden del juez Grande-Marlaska, que no había prohibido ninguna otra, puede ser entendida como un apoyo judicial al PP. Veremos muchas situaciones parecidas y contradictorias. Mientras tanto, sólo hay una verdad: al gobierno le corresponde dirigir la política antiterrorista, aunque se equivoque. Las reservas mentales de la derecha son legítimas y defendibles; pero sólo podremos seguirlas cuando haya una evidencia de que, en efecto, hubo una entrega del Estado de Derecho a una banda terrorista. Por ahora, esa evidencia no existe. Es sólo un discurso de oposición.

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