Juan del Olmo, un buen juez

LO ESCUCHÉ por boca del magistrado leonés Enrique López, portavoz del Consejo General del Poder Judicial. La Comisión Disciplinaria ha rechazado expedientar por falta muy grave al juez Juan del Olmo, encargado del sumario del 11-M. Es un motivo de felicitación. Porque era lo único que nos faltaba ver en este país: Que sancionaran por un simple error material al juez que le tocó por turno instruir el sumario más denso de la historia judicial española. A un juez que ha investigado a fondo la autoría del atentado sin prestarse a enjuagues ni a enredos. Este juez, que ha estado trabajando 16 horas al día a pesar de la enfermedad de glaucoma que padece en los ojos, estaba siendo linchado por los que querían que el sumario se convirtiera en una coartada para el anterior Gobierno. Alguna campaña mediática ha sido asquerosa. A pesar de las trabas e inconvenientes y con un sacrificio extraordinario de su propia salud, el juez Del Olmo tiene prácticamente ultimado el sumario y pronto podrá decretarse la apertura del juicio oral contra los autores de la masacre. Del Olmo es la antítesis del juez estrella. Habla poco y trabaja mucho. Celebro la decisión de la Comisión Disciplinaria del CGPJ. Por tres razones: por el propio juez Juan del Olmo al que han atacado de forma alevosa, por su independencia y por su intensa dedicación a una causa con tantos folios que casi no entran en una furgoneta. Y del sumario más denso de la historia judicial española, el 11-M, con casi 200 muertos y mil y pico heridos, el atentado más sanguinario de Europa, a un conflicto de andar por casa. Tienen toda la razón los habitantes de las localidades babianas de Pinos, San Emiliano, Villargusán y Candemuela cuando reclaman a la Diputación Provincial, a la Junta y al Ayuntamiento de San Emiliano, que pongan coto a los desmanes asturianos en el puerto de Pinos. Haré un sucinto resumen: La semana pasada el sindicato agrario Asaja denunció que la consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León no exigía a las vacas asturianas que pastan en territorio leonés los controles sanitarios que son imprescindibles al ganado de esta comunidad autónoma. Después hemos sabido que hay otras consejerías y organismos públicos que hacen igualmente dejación de sus funciones en un territorio, que siendo administrativamente leonés, presenta la anomalía de ser propiedad del Concejo de Mieres. Es otro encontronazo más entre los habitantes del norte de León y sus vecinos asturianos. Hay que agarrar el asunto por los cuernos. Y nunca mejor dicho, aunque muchas vacas sean mochas. En primer lugar, el Ayuntamiento de San Emiliano, la Diputación Provincial, la Junta de Castilla y León y la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) deben exigir que el Concejo de Mieres y los ganaderos asturianos cumplan estrictamente las normativas existentes a este lado de la demarcación. Y en segundo lugar, los representantes de esos cuatro pueblos babianos, que ayer tenían previsto reunirse con el presidente de la Diputación, Javier García-Prieto, deben seguir profundizando con las otras administraciones para acabar con la anomalía de la propiedad de Mieres, bien sea por compra o por expropiación. Lo que hay va a seguir siendo un manantial permanente de conflictos.