Diario de León

APOLOGÍA DEL BIEN

Suplantar la realidad

Publicado por
BERNARDINO C. GONZÁLEZ-HALLER
León

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CUANDO las autoridades reconocidas -reyes, papas, presidentes, alcaldes, etcétera- ocultan la realidad con sus palabras, porque sus discursos están pensados para suplantarla o simularla, la gente pierde la confianza en ellos y sufre. Si las palabras no se adecúan a la cosa de las que hablan, se pierde la dimensión referencial del lenguaje y, en ese caso, las palabras ya no representan la realidad. Y en ese lío estamos inmersos. Cuando oigo, por ejemplo, a Acebes y a Blanco, hablar de lo mismo y decir cosas tan distintas, no tengo más remedio que pensar que uno o los dos, o uno más que otro, está suplantando la realidad. Creo que a esta altura de la historia los cargos públicos y los políticos, para ser respetuosos con el poder que les dan la instituciones y les reconocemos los ciudadanos, deberían impartir pedagogía y no dar mal ejemplo, porque, en este país de las maravillas oficiales, hay demasiadas personas que sufren las consecuencias. En 1978 se aprobó la Constitución y el preámbulo podemos leer: «La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad, proclama su voluntad de establecer una sociedad democrática avanzada y asegurar a todos una calidad de vida digna». Han pasado suficientes años, y de democracia avanzada nada. Los sucesivos representantes, además de hablar demasiado de lo mismo y nada de lo necesario, dan mal ejemplo con los dichos y con los hechos. Demuestran, unos más que otros, una falta de ética preocupante. Claro, apenas es necesario decir que para que haya democracia los ciudadanos deben interesarse activamente por la discusión política y por los acuerdos que toman sobre lo público y aprender a seleccionar en las elecciones. Y a ese estadio no hemos llegado, ni han tenido interés en que lleguemos. Se nota. Si hacemos un análisis riguroso, nos daremos cuenta que seguimos viviendo atenazados por decisiones más propias de un sistema oligárquico que democrático. La forma de utilizar el poder público, y lo público, en favor la propiedad privada de la minoría, consolidan la injusticia social, prueba de ello es que cada vez los ricos son más ricos. Hablar de igualdad, y crear las condiciones para las desigualdades; hablar de defensa del medio ambiente, y facilitar el negocio de las empresas que contaminan, son ejemplos. Para concluir: La democracia consiste en hacer una administración inteligente a favor de todos y en cerrar el campo a los ambiciosos. Lo contrario es oligarquía. Por los hechos conoceréis: En León, está claro, hay más oligarquía que democracia. Los hechos hablan.

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