Guiones incómodos

CADA vez es más patente que Rajoy no tiene temperamento apropiado para sobrellevar airoso la cruz que día a día le prepara el aparato popular. Tras su «ruptura total» con Zapatero durante el debate sobre el estado de la nación, el líder de la oposición afirmó pacíficamente el pasado viernes en un acto público que, «como es natural», acudirá a La Moncloa si es convocado, actitud responsable que merece cálidos aplausos pero que se contradice evidentemente con la ruda firmeza del discurso que mantienen sus más próximos colaboradores Acebes y Zaplana, y sus más inflamados apoyos mediáticos. Parece, en fin, evidente que Rajoy está siguiendo un guión muy incómodo que le han escrito otros, y del que se aparta a la primera oportunidad. Muchos coinciden en que Rajoy conseguiría muchas más adhesiones -ahora mismo y en los momentos electorales- si diera más rienda suelta a su afable e irónica personalidad y no se dejara manejar por quienes quieren convertirlo en un histrión malhumorado, un papel que ni sabe ni quiere representar.