AL TRASLUZ
¿Los suyos?
HACE UNOS días coincidí en la sala de espera de un centro de salud con un conocido ex político, a quien pregunté si sentía nostalgia de su actividad pública. Fue como mentarle el potro de tortura. Y es que el hartazgo suelen provocarlos especialmente los propios compañeros; así como las heridas más profundas. Ningún partido se libra, y no sólo en las etapas de elaboración de listas electorales o en las tensiones de un congreso. El ciudadano sabe poco sobre las decepciones más personales de los políticos, quizá porque en nuestro país no se estilan los libros de memorias, o porque los propios protagonistas prefieren callar. La máxima general podría ser: el contrario, enfrente; el enemigo, en casa. Porque esos a quienes ellos mismos llaman los suyos ¿realmente lo son? si pudieran. se regalarían unos a otros pasajes para el Titanic. Basta con leer la prensa para encontrar abundantes ejemplos de lo dicho. Afortunadamente, hay personas concretas, con nombres y apellidos, que logran que el sistema funcione más allá del quítate tú para ponerme yo. Por encima de deslealtades y demás variantes de la canallada imperante, algunos políticos seguirán hoy intentado -un día más- trabajar por una sociedad mejor.... pese a todos, incluidos los suyos. Algunos creen que son honrados sólo porque no roban ni prevarican, pero serlo implica un compromiso mucho mayor. No se puede ser honrado y medrar, injuriar, traicionar o propiciar que otros lo hagan. La democracia es conducta y ejemplaridad. Señor político, esos a quienes usted llama los suyos... ¿realmente lo son? Le han obsequiado una parcela en Troya, y por el horizonte ya se divisan las naves aqueas.