Un buen emplazamiento

HABLÉ el otro día por teléfono con el escultor Muñiz Alique, autor de varias obras que se muestran en nuestras calles, entre ellas ese Monumento a la Lucha Leonesa que se colocó en la rotonda del Auditorio y que años después se ha llevado al final de Sáenz de Miera. Curiosamente el padre de la criatura está muy dolido, por no haber sido avisado del cambio, porque ponen su obra sin tener en cuenta la visión del escultor, que la ideó para ser colocada de una forma concreta y sin embargo tanto en el primer emplazamiento como en el segundo se puso como le ha parecido al técnico correspondiente, o al albañil que remató la colocación. De lo que se lamenta Muñiz es del poco respeto que se tiene con sus obras. No se le llama para la colocación, ni para la inauguración, ni para los cambios. Se entera como cualquier otro vecino de que su obra tiene nuevo emplazamiento, nadie le pregunta y constata que se coloca de cualquier manera y en un sitio pésimo, donde son menos los que pueden observarla (por cierto que está pensada esta escultura para ser contemplada a tres o cuatro metros, no más y en San Marcos ya estaba lejos). Incluso el mismo autor había encargado una pieza para colocarla, de forma que no hubiera que clavarla en el hormigón, pero tampoco tuvo oportunidad de que se utilizara. Tal vez -reconoce- el emplazamiento más adecuado sea junto al Palacio de Deportes. Estoy de acuerdo con él, no debe estar en el lugar que lo han puesto, donde no se ve, apenas pasa gente andando y desde los vehículos ya se sabe que no es muy recomendable ponerse a contemplar una escultura. ¿Se moverá otra vez, para darle un emplazamiento más adecuado, junto al Palacio? Eso sería lo lógico. Así debería ser.