El fútbol como rompeolas

MIENTRAS estamos debatiendo intelectualmente una profunda y compleja reforma territorial que acomode la nueva realidad a las demandas contradictorias de unos y otros, la opinión pública trasciende de los sectarismos y concilia con espontaneidad lo general con lo particular, la pertenencia autonómica con la pertenencia a un país que lo engloba a los ojos de todos. Lo ¿asombroso? ¿curioso? ¿lamentable? ¿terrible? es que esa espontaneidad se decante en el fútbol, convertido en días como el de ayer en rompeolas de todo ese mundo de sentimientos reconocidos en torno a unos colores y a un nombre: España. Ojalá, con la misma naturalidad, se conviniera, en otros ámbitos, en el perogrullo de que, pese a tanto esfuerzo disgregador, son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan