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Publicado por
ENRIQUE VÁZQUEZ
León

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LO QUE iba a ser una conversación por videoconferencia con el gobierno iraquí en el segundo día del encierro de Camp David sobre la guerra se convirtió el martes en la presencia inesperada del presidente Bush en Bagdad. En cinco horas, el mandatario se las ingenió para desarrollar la doble tesis que, sin duda alguna, llevaba bien preparada: -Estaremos con ustedes porque cuando los Estados Unidos dan su palabra, mantienen su palabra. -El futuro del país está en sus manos, en las del pueblo iraquí. Evidentemente, lo segundo es lo que importa y lo que Bush quería dejar claro: presionado por la opinión pública es evidente que la Casa Blanca ha puesto en marcha la «iraquización» la guerra y sugiere, sin concreciones, un programa de paulatina vuelta a casa de las tropas. El escenario recuerda algo al Vietnam de Johnson, quien escaló la guerra, causó una formidable fractura social y terminó por tirar la toalla. Cuando pronunció su inolvidable discurso de marzo de 1968 anunciando negociaciones y el fin de los bombardeos, solo el 29% de los norteamericanos apoyaban la guerra.Tal porcentaje no está ahora muy lejos y ya lo alcanza si se valora el conjunto de la gestión presidencial. El viaje es, pues, el envoltorio de una política formalmente muy firme, pero es de hecho el principio de un giro, contenido en el nuevo mensaje: vuestro futuro está¿ en vuestras manos. En casa, el Partido Republicano maneja una estrategia de resistencia, el famoso rumbo firme. Ha pedido otros cien mil millones de dólares para Irak y Afganistán, ha presentado el lunes en la Cámara de Representantes una proposición que, so pretexto de evaluar la situación en Iraq, es una defensa de la guerra contra el terror versión Bush-Rove en la que reaparece la desacreditada tesis del Sadam terrorista.