Desequilibrio

EN MUCHAS OCASIONES el desequilibrio que reina entre el antiguo Reino de León y esas provincias castellanas tan reacias a la metrópoli de Valladolid se estima poco, casi una obligación que ese centralismo que tan acertadamente denunció hace unas semanas Rodolfo Martín Villa y dio muestras patentes a la hora de distribuir los 900 millones de euros entre las provincias de León, Salamanca, Palencia y Ávila. El tal Villanueva -Necker, redivido- pensó que era esta la ocasión para distribuirlo de manera uniforme entre las nueve provincias de la comunidad los doblados de Madrid. Se llegó a tiempo para remediar el desaguisado. No me sorprende nada debido a la política resdistributiva de costes de los junteros. No en vano hemos registrado sentencias del Tribunal de Justicia de Castilla y León que ha proclamado como culpable la señora vicepresidenta, María Jesús Ruiz. Lo que me ha parecido curioso es que la sentencia que condena con costes ha sido defendida no por los competentes letrados de la Junta, sino que se ha preferido el auxilio del bufete Garrigues. Por lo visto, más vale extraño que funcionario propio. En una ocasión no muy lejana expliqué a los lectores del Diario de León que la sentencia con el pago de las costas supone un pago adicional de los resignados contribuyentes; y si a todo esto añadimos la pertinencia en los fallos adversos, habrá llegado la hora de prescindir, democráticamente, de los atornillados a unos sillones de junteros habituales. Y no basta esquivar responsabilidades con viajes -gratis totalmente- y con unos manejos del PIB de la comunidad cuando todo apunta a un desastre colectivo.¿No se explicará algún día la causa, la verdadera causa, de ese declinar de León, Salamanca y Palencia? ¿No es hora ya de explicar la gravísima situación de un León convertido en la provincia de mayor emigración de España? ¿No vale la pena explicar el progresivo despoblamiento? En muchas naciones que llevan el signo del declive, se elaboran políticas economicas de mucho fuste para lo que debe enderezarse se enderece. No creo que este sea el signo de los tiempos, debería serlo y afrontar este siglo XXI con el ánimo joven dando todas las posibilidades en riego del mismo modo que se ha luchado contra el secano. Unas gotas de Joaquín y de Anselmo Carretero bastarían. Por si faltaran indicios de la necesidad de completar la política económica de la Junta de Castilla y León, la transmisión televisiva que estos días cubrió la pequeña pantalla nos lleva a una clara diversidad entre la megalomanía del señor Juan Vicente Herrera y de sus oponentes Otero y también -no hay mas remedio- De Francisco. No son estos los miembros necesarios; tampoco León encontrará su solución con una marejada en la que lo más visible sean los manejos del PIB.