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León

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Indignación e impotencia son las sensaciones que sufres cuando una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico te rebasa en plena autovía A-6, cerca de Ponferrada, te hace parar en el arcén y te comunica que el motivo es que uno de los dos pasajeros de la parte posterior viaja sin tener puesto el cinturón de seguridad. Y aun comprobando que los cuatro pasajeros van atados reglamentariamente, te comunica que él está «muy bien de la vista», que el cinturón no lo tenía puesto cuando le rebasamos, y que te va a sancionar con 150 euros porque es mi palabra en contra de la suya que es la «autoridad». Yo sé que es él quien tiene la presunción de veracidad así que solamente me queda el derecho al pataleo, a protestar por esta vía. Y, claro está, hemos efectuado cuatro reclamaciones ante el libro de atención al ciudadano que poseen en los cuarteles, ante el libro de quejas y sugerencias que te proporciona la propia Guardia Civil en su página web y ante el buzón de sugerencias del Ministerio del Interior, una por cada pasajero como testigos del «abuso de autoridad» que presenciamos. Si llega a ser el 1 de julio, ¿además me quitarían 3 puntos? Pues bien, como estamos en una democracia, yo reivindico guardias civiles por puntos que se les restarían cuando cometiesen este tipo de injusticias o cuando, como es el caso, sean ellos el verdadero peligro para la circulación ya que no sé ni cómo pude llegar a casa con el inmenso cabreo y la impotencia que sentía. Sólo queda desearle «que Dios le conserve la vista» y que la vida le trate de la misma manera que él me trató a mí; eso sí se lo dije personalmente. José Ramón García (Ponferrada). De nuevo ha llegado la temporada del ambiente de los viernes-noche en Veguellina de Órbigo y con ella el escándalo. Es una forma muy rara y muy clásica de divertirse la que emplean estos jóvenes últimamente -si es que a esto se le puede llamar diversión-, beber y gritar por las calles molestando a las personas que están tranquilamente en sus casas no me parece lógico. Por supuesto habrá quien no entre dentro de este conjunto, la excepción siempre confirma la regla. Por si fuera poco esto también hay quien se dedica a hacer carreras con sus coches, como si de un juego se tratara, un juego muy peligroso, claro, porque se está jugando con la integridad de las personas y lo que es peor, sus vidas. Esta noche pasada lo he podido ver con mis propios ojos, en una céntrica calle del pueblo, esto es algo que no se debe ni se puede tolerar y que está próximo al delito. ¿Acaso se está convirtiendo esto en una selva urbana? No lo entiendo, que alguien me lo explique, por favor. Invito a todos a respetarse mutuamente, unos con todo el derecho del mundo a la diversión y los otros a la tranquilidad; creo que con un poco de buena voluntad pueda haber armonía, pensemos en ello porque creo que merece la pena. No olvidemos que la libertad de unos termina donde empieza la de los otros y de esta forma debe entenderse. Pido, o mejor dicho, exijo a las autoridades que cumplan con su deber y pongan cartas en el asunto, para algo están ¿no?, no sólo para figurar y largar discursos bonitos, con la palabrería se solucionan pocas cosas; ellos y los que tienen competencia y responsabilidad en estos temas que lo demuestren con hechos, de este modo es posible que todos salgamos beneficiados. Anselmo A. Martínez (Veguellina de Órbigo). De entre todas las manifestaciones contra el terrorismo organizadas por la AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo) no he participado en ninguna, sólo participé en la del 12 de marzo del 2004. Dicho esto, pienso que las concentraciones públicas deben ser los últimos recursos de reivindicación popular en los sistemas democráticos, que se caracterizan por otras formas de representación de los intereses y de la voluntad de la ciudadanía, no lo es menos que en situaciones límite, y ante la gravedad de lo que está ocurriendo en España, no está de más que el pueblo soberano exprese públicamente su voz en la calle, el espacio real y simbólico de lo público. Son tantos los interrogantes sobre el 11-M, sobre sus autores materiales e intelectuales, sobre la intención de quienes proyectaron la mayor masacre de la historia del terrorismo en nuestro país y sobre el proceso de diálogo y negociación con ETA, que no resulta extraño que las víctimas propongan un examen público de conciencia. Quien no sabe lo que debiera saber está abocado a la irresponsabilidad. El haber pedido querer saber el día 12, creo me da derecho a seguir queriendo saber, pues todo aquello está aún más oscuro, aunque no soy sólo sino que somos todos los que queremos saber, porque queremos seguir siendo un pueblo y una nación que vive con dignidad. Jesús D. Mez Madrid (Gerona). Ricardo Chao (León; debate en la edición digital).