EL BALCÓN DEL PUEBLO
Empiezan las Fiestas
HAN COMENZADO las Fiestas de San Juan y San Pedro 2006. El primer calentón lo provocó la explosiva y sensual cantante colombiana Shakira. Llenó el estadio Antonio Amilivia. Aseguran que estaban vendidas veinte mil entradas, aunque a la hora que me asomo al balcón no tengo confirmado si era deseo o realidad. La publicidad, a veces, tanto en el arte como en la política, juega con mensajes subliminales. Lo que sí pude constatar fue la marabunta que rodeaba al estadio muchas horas antes de abrir sus puertas. Algunas muchachas cimbreaban su cintura, movían sus caderas y pechos como la diva. Parecían juncos azotados por una tormenta tropical. Era el prólogo a lo que vendría luego. Y el prólogo calentón al comienzo real del Programa, que se inicia de verdad el viernes próximo. En realidad, no hay fiesta oficial hasta que lo vocee el pregonero. Este año le corresponde el honor al poeta bañezano y Leonés del Año 2005 Antonio Colinas. El mismo viernes está anunciada la atípica primera corrida de la feria taurina, con cuatro diestros y ocho morlacos. Los toros serán depositados en los corrales de la plaza de El Parque a primeras horas de la tarde de hoy, y serán lidiados pasado mañana por Ponce, El Cid, El Fandi y Sebastián Castella. Al estreno auténtico de la fiesta no puede faltar el culto al fuego. Para que una ciudad, como dicen los pregoneros, «arda en fiestas», debe contar con la primera quema pirotécnica, y por San Juan, atizar la hoguera que en esta edición conmemora el 250 aniversario de Mozart. Y aunque estrenamos las Fiestas 2006, quiero echar un vistazo a la realidad política. El portavoz del PP en el castillo de Fuensaldaña, José Antonio de Santiago, es un provocador nato. Lo saben bien todos los procuradores. Entiende su tarea no para defender y apoyar al gobierno autonómico de su partido, sino para atacar a la oposición. Su última ocurrencia ha sido la de blindar el estatuto de autonomía aún en redacción. Objetivo: evitar posibles segregaciones futuras. Está claro que esa idea se lanza al viento pensando en León. Pensando que en un futuro hubiera una mayoría de leoneses favorables a segregarse de la comunidad. Según José Antonio de Santiago, si eso se produjera, la voluntad mayoritaria de los leoneses, democráticamente expresada, no se tendría en cuenta porque una disposición del nuevo estatuto lo impediría. Eso, además de poco democrático, es un error de grueso calibre. La respuesta inicial al portavoz popular le llegó de su compañero de partido y corregidor de León, Mario Amilivia. Ha pedido otro papel para León en la comunidad autónoma, oponiéndose, igualmente, a que se recoja la capitalidad para Valladolid. Amilivia también se refirió al creciente, insufrible y criticable centralismo vallisoletano. A sus reticencias se han unido también las del portavoz socialista en el consistorio leonés, Francisco Fernández, y no tengo dudas de que le seguirán otras muchas. Todas en respuesta a la provocación previa de De Santiago, quien ha vuelto a hacer una clara exhibición de la insensibilidad de muchos dirigentes autonómicos, especialmente vallisoletanos. Piensan que el resto de las ocho provincias que componen la comunidad tienen que asentir y callar a lo que se decida en Valladolid y para Valladolid. Y así le va a esta comunidad.