Diario de León
Publicado por
ENRIQUE VÁZQUEZ
León

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EN LAS últimas 24 horas se han multiplicado las señales de que, en realidad, Corea del Norte ha abierto cuidadosamente la crisis del Taepodong-2 para convertirla, cancelándola, en una herramienta de negociación. El Taepodong-2 es un cohete de largo alcance capaz de alcanzar Alaska, territorio americano, cuya primera prueba parecía inminente hace unos días, lo que suscitó una gran inquietud regional. Ayer, por el mejor canal disponible, la delegación norcoreana en las Naciones Unidas, se dijo exactamente esto: «tenemos el derecho de probar misiles, pero los norteamericanos expresan sus preocupaciones; pues bien, hablemos al respecto». Tanto como decir que Norcorea busca un diálogo bilateral y directo con Washington, no sólo volver al foro de las seis naciones (ambos más China, Rusia, Japón y Corea del Sur) en Pekín ahora suspendidas sine die. Pero en Pyongyang también sopesan otros hechos. Corea del Sur ha expresado su máxima contrariedad y tiene el eventual test balístico por incompatible con el programa de reconciliación nacional en marcha. Asimismo, aunque no ha habido ninguna confirmación oficial norteamericana, se ha escrito en los Estados Unidos que Washington había activado su escudo anti-missiles y sopesaba interceptar el Taepodong sobre el Pacífico. El riesgo era grave políticamente porque las pruebas del famoso escudo, a medio desplegar, no siempre han sido satisfactorias y un fallo en un escenario real sería algo más que incómodo. La conclusión, considerando la conducta imprevisible del régimen norcoreano, es que se está amagando, con un éxito obvio de difusión del temor y captación de la atención, para negociar desde una posición reforzada, en procura como siempre de reales garantías políticas y de seguridad de Washington.

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