ETA celebra el verano

LA LLEGADA del verano trae estas cosas. Aumentan las temperaturas, el sol cae a plomo y también comienzan los problemas. A muchos les sienta fatal el cambio de estación. Tanto que acaban en el delirio más espeluznante. Que la llegada del verano puede acarrear graves trastornos lo acabamos de ver ayer mismo, a última hora de la tarde, con el nuevo comunicado de la banda terrorista ETA, que ha querido sumarse a la celebración con una nueva declaración. Declaración que por eso del calor, de las altas temperaturas y del sol cayendo a plomo está más próxima del delirio y de la ficción que de la realidad y la sensatez que debería marcarnos el camino hacia la normalización de Euskadi. Porque bien está que ETA diga que no le ha gustado nada la detención de la red de extorsión que venía alimentándola desde hace veinte años. Eso lo entendemos hasta los más incautos. Incluso, que diga que le molestó que se supiera que algunos históricos de la banda terrorista están dedicados a la rapiña. También esto lo entendemos bastante bien. Pero que, a estas alturas, quienes entregaron sus vidas al tiro en la nuca y al coche-bomba, nos digan lo que hemos de hacer, resulta cuando menos obsceno. Porque lo que los descerebrados nos acaban de proponer a todos es que tiremos al vertedero el Estado de derecho que tanto trabajo nos costó levantar. Que nos pasemos por debajo del pantalón todas las normas de convivencia democrática. Y para eso le exigen al Gobierno que dé «los pasos necesarios para garantizar que ninguna legislación, ordenamiento jurídico, ni Constitución, sea obstáculo o límite», para lograr el fin que todos ansiamos y que cada día que pasa se nos pone más cuesta arriba. Lo que la banda ETA propuso ayer tarde al Gobierno es, en suma, que convirtamos este país en una selva, sin ley, sin normas y sin orden. Y no dejan de tener su razón. Porque ahí es donde mejor sobreviven las alimañas.