Uso del suelo

EL DISEÑO de la ciudad muestra la cultura, la mentalidad y los intereses de los que mandan en cada momento. Podemos decir que la parte moderna de León fue diseñada racionalmente y bien pensada para el bienestar de sus habitantes en su momento, puesto que hace cien años era difícil prever la invasión de los coches. Cuando hablamos con gente que visitó esta ciudad entre los años 50-90 todos la recuerdan como una ciudad agradable y cómoda. Sin embargo, los visitantes de hoy no dicen lo mismo, porque sufren el ruido, la contaminación y el paisaje de la chapa de los coches. Si hace 100 años era difícil prever la invasión irracional del automóvil, hace diez años estaba todo claro. Pero los responsables del Ayuntamiento, en vez de cumplir con su deber y su responsabilidad, que es ocuparse de pensar en la calidad de vida de los ciudadanos, se han entregado a la dinámica de la especulación, resultado de una mentalidad caciquil, porque, puestos a especular, se puede ampliar el campo haciendo un plan general común a toda el área metropolitana con un diseño progresista y racional. No hace falta pensar mucho para comprender que el crecimiento de una ciudad tiene un límite. Si los ediles no ponen ya los límites, tendremos que exigirlo. De no ser así, tendremos que soportar toda la vida el caos circulatorio, el ruido, la contaminación, la perdida de tiempo y, lo que es peor, perder la salud. Ellos hacen lo contrario, nos quieren cegar con lo cuantitativo: más polígonos, más viviendas, más hipermercados. Si no ponemos la razón delante de la especulación, preparémonos para sufrir el colapso muy pronto. La gente que nos ha gobernado en los últimos 20 años no para de vender el suelo público que está ahí porque otros no lo vendieron. ¿Qué queda para las generaciones futuras? Ahora nos presentan el plan del «nuevo León», y está bien, menos la venta del suelo para construir 3.000 viviendas, que sumadas a las 4.500 previstas en el polígono de la Lastra, a una media de 4 personas, supone meter en esos espacios dos veces la población de la ciudad de Astorga. Además incluyen un centro comercial. O sea, un disparate que producirá más atascos y supone otro ataque al pequeño comerciante ¿No es suficiente la estación del tren y de autobuses y un hotel?. Hay siglas que simbolizan el respeto a lo público y, con ello, a todos los ciudadanos. Hablar en nombre de la izquierda supone sentir, pensar y hacer políticas concordantes con el bienestar de todos los ciudadanos, y no hacer tráfico de influencias a favor de unos pocos. La ética obliga.