LA VELETA
ETA tiene prisa
APROBADO por los pelos el Estatuto catalán, Zapatero pensaba encararse con el llamado proceso de paz del País Vasco cuando el miércoles pasado ETA hizo público un comunicado con el que, una vez más, trataba de ponerse al frente de las negociaciones. En esta ocasión no sólo recordaba sus principales reivindicaciones (fin de la represión, anexión de Navarra a Euskal Herría, excarcelación de presos, autodeterminación...) sino que establecía las reglas del juego. El comunicado aludía a la exigencia de «compromisos» entre el Gobierno y ETA y recordaba que su cumplimiento no debería encontrar excusa alguna ni en la Constitución ni en las instituciones del Estado de Derecho. El comunicado supuso un desfondamiento inmediato en los medios gubernamentales porque, aun cuando revelaba que las negociaciones entre ETA y el Gobierno habían llegado a ciertos «compromisos» podría venirse abajo el alto el fuego en el caso de incumplimientos graves por este último. El hecho de la publicación misma del comunicado resulta temible para el Gobierno. Con ella ETA viene a decir que las negociaciones van a tener un carácter abierto. Es una forma de llevar ya a la práctica la primera de las dos «mesas» concertadas con O tegi: la dedicada a las negociaciones entre el Gobierno y ETA, mientras que la segunda estará reservada a las conversaciones entre partidos. Hay, por tanto, una parte clara en esta primera fase de las negociaciones. En primer lugar, éstas existen ya; en segundo lugar, las partes han llegado a acuerdos; en tercer lugar, existen determinadas contradicciones en la aplicación de estos. De ahí, las necesidades de publicación del comunicado, ¿cuáles pueden ser aquéllas? Es evidente que el Gobierno ha podido hacer determinadas promesas que estaban basadas en la actuación de la Fiscalía General del Estado y de la policía que no han llegada a tener toda su eficacia gracias a comportamiento de jueces como Grande-Marlaska o la continuidad de ciertos procesos. Se diría que el Gobierno ha encontrado fórmulas que podrían satisfacer a las dos sin tener que derogar la Ley de Partidos y sin necesidad de una amnistía. En el resto de las exigencias, Zapatero iría conviniendo las fechas y las formas con ETA y, por esa razón, advierte que el proceso será largo y difícil. Zapatero pide «sosiego» a la sociedad española cuando realmente debería pedirse a ETA que parece tener mucha prisa en la resolución de alguna de sus exigencias. Por supuesto la legalización de su brazo «electoral», llámese Batasuna o de cualquier otra manera. ETA necesita instalarse legalmente en la sociedad vasca, necesita puestos en la administración y quiere dar la batalla electoral en Navarra. ETA tiene mucha prisa y puede manejar el arma de los comunicados para dejar claro ante la sociedad española que es ella la que dirige el llamado «proceso de paz».