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Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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EL SOSIEGO debe ser algo así como un estado de ánimo al que no perturba la crispación política, dicho sea con el mayor respeto hacia nuestros más señalados crispadores públicos. Pero el sosiego tal vez sea una situación política anormal, por los esfuerzos que realizan políticos de renombre para generar desasosiego. El presidente Zapatero parece haber metido el dedo en el ojo de algún adversario político cuando pidió anteayer, con vistas a un hipotético fin de la violencia etarra, «sosiego, tranquilidad y perspectiva». Indudablemente, el sosiego no puede ser la solución a un problema de terrorismo doméstico, como es el de ETA, pero tampoco el desasosiego parece ser la fórmula más adecuada, cuando se han cumplido tres meses de tregua terrorista (y más de tres años sin victimas mortales), para alertar a la sociedad de la inconveniencia de que el Gobierno sondee y se adentre por un proyecto de paz, aventura que va a iniciarse sin garantías de éxito. Ayer lo dijo el secretario general del PP, Ángel Acebes: «Y no es solución pedir sosiego, porque desasosiego genera en los ciudadanos cuando escuchan decir a la vicepresidenta primera del Gobierno que el terrorismo ya no existe o, ayer, al portavoz en el Congreso de los Diputados, al señor López Garrido, decir textualmente «no existe ningún tipo de actividad terrorista». Añadía a sus precisiones el dirigente «popular» que ETA utiliza la violencia callejera como chantaje y que no piensa abandonar nunca la violencia, por lo que no hay nada que hablar con la banda terrorista. Ocurre, sin embargo, que Zapatero quiere abrir un diálogo con la banda terrorista, al menos para no desechar una hipótesis de paz sin haber intentado llevarla a la práctica. En cualquier circunstancia humana, excepto en las que mandan el ruido y la furia, es decir, la crispación, lo más aconsejable es el sosiego, que era precisamente lo que recomendaba Felipe II, que no será tan santo de la devoción de Zapatero como Manuel Azaña, a quienes recibía en audiencia: «sosegaos».