Diario de León
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León

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Quiero compartir con vosotros algo que he visto el pasado 13 de junio y que me ha incomodado. Miraba el televisor con mi hija de casi 5 años. Se trataba de los lunnis. Hablaban 2 personajes masculinos; uno de ellos un pirata llamado Lucanero, el otro llamado Lurdo. Pues bien, Lurdo hablaba mientras planchaba de este modo: «Capitán, parecemos un matrimonio, ¡qué bien estamos aquí! ¿Por qué no tenemos un hijo? «. Mi hija se dio la vuelta y me miró con extrañeza diciéndome: Mamá ¡si eso no puede ser, son dos señores! Rápidamente le contesté que así era y que el luni estaba diciendo una tontería. Suerte que estaba en ese momento con ella para poderle aclarar las cosas pero... ¿Qué pudieron pensar el resto de pequeñas cabecitas que en ese momento estaban con sus ojos fijos en el televisor?. Sin meterse a luchas fratricidas sobre derechos de unos y otros simplemente lanzo una serie de preguntas para la reflexión ¿por qué una niña de 4 años se extraña ante esto? ¿está su mente preparada para asimilar algo que cuestionemos lo que cuestionemos va contra la propia natura? ¿no es esta una manera subliminal de querer imponer un determinado sistema de pensamiento en nuestros hijos? ¿No hay un montón de temas más interesantes de los que hablar y más en una franja horaria -las 18:00 horas- considerada de horario infantil?. Yo desde luego prefiero explicarle a mi hija las cosas a que vengan otros a explicárselas a medias... aunque sean los todopoderosos lunnis. Marta Redondo Álvarez (correo electrónico). ¿Es la Universidad una fábrica de parados? Las estadísticas indican que un cierto número de titulados no llegan a realizar trabajos acordes con sus estudios, ¿por qué no se armoniza el flujo de entrada de alumnos a la universidad?, ¿el número de alumnos que acceden a las titulaciones viene condicionado por decisiones estrictamente burocráticas (mantener las «plantillas» de las universidades)? Actualmente hay un problema de incomunicación entre la universidad y el mercado laboral. Así, gente con alto grado de cualificación, se vean incapaces de conseguir un trabajo que se ajuste a su formación y cualificación, exceptuando unos pocos privilegiados (gente con contactos y buenos padrinos). ¿Es la creación del Espacio Europeo de Educación Superior la solución a esta situación? Esperanza Bausela Herreras (Valladolid). Veo en estos últimos días, en Cartas al director, una proclividad al leonesismo, que, intuyo debía de estar muy latente. Fuera de dogmatismos ideológicos partidísticos, es asombroso, que ahora, años después de un transigir forzado, con autonomía impuesta a fuego, nos vayamos destapando quienes en estas tierras sobrevivimos, trabajamos y procreamos a nuestros vástagos herederos. Es plausible en quienes se han expresado con versatilidad al respecto. Somos región histórica que nos hemos dejado avasallar por señores feudales a la vieja usanza medieval, cual herederos de aquellos otros que rendían pleitesías a señoríos y potestades de poderío y a reyes, por el hecho de no perder favores, dádivas y prebendas. Ahora, de esas cuestiones, que las sigue habiendo, estas, se disfrazan para encubrir otros menesteres tan perniciosos como aquellos de entonces. El catalanismo, denostado y puesto en solfa, por envidias y por la incapacidad de desarrollar una forma de existencia por parte del resto de las regiones españolas, nos ha transformado a los que en el Viejo Reino de León, coexistimos, en plañideras baratas en entierros de pobres y así nos ha ido, nos va y nos irá en el supuesto caso que no nos cambiemos el chip, a los leoneses de hogaño. Es ahora, cuando el esquilme de nuestra economía, de nuestro campo y la desaparición progresiva de las empresas asentadas en el Viejo Reino, han hecho de este trozo del solar hispano, un erial sin juventud. Una juventud en franca huida hacia otros puntos cardinales donde se les permita ser personas creativas y creadoras. J. Falagán (Laciana). Manuel Alonso Pérez (León).

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