Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

Últimas bocanadas

Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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LA CORRIDA del bello arte del rejoneo puso el broche a la feria taurina de León. Ayer bailaron los caballos sobre la arena de El Parque. El arte del rejoneo cuenta en León con numerosos aficionados. Quizá porque lo practicaban los nobles. Sólo los ricos poseían caballos. El toreo a pie era exclusivo de los plebeyos. El último festejo taurino de la feria leonesa dejó claro por qué es calificada la corrida como del bello arte del rejoneo. Joao Moura, Pablo Hermoso de Mendoza y Andy Cartagena también probaron que existen pocas cosas más unidas que los jinetes y sus caballos. Tal vez sólo el horizonte, donde se abrazan cielo y tierra, o el militar y su espada. Ha concluido, digo, la feria taurina y hoy volverán las luces y los decibelios al coso: actuará La Oreja de Van Gogh en concierto, antes de que a orillas del Bernesga se realice el cuarto y último lanzamiento de fuegos artificiales. Las fiestas de San Juan y San Pedro 2006 ya están dando las últimas bocanadas. La undécima edición del festival flamenco lo llenó ayer casi todo: desde el buceo cultural en la historia del cante, a exposiciones y baile. Nada tiene que ver con otras sensibilidades, como el bel canto . Ayer, prácticamente a la misma hora, la mezzosoprano leonesa Pilar Vázquez Burguete daba un recital en la iglesia de San Marcos. No es un ángel, pero canta mejor que los ángeles. El experto y crítico musical de este periódico, Nepomuceno, ha escrito que Pilar Vázquez va para diva. Yo creo que ya lo es, aunque esté iniciando su grandeza. Genial. Porque, a fin de cuentas, ¿qué es la genialidad? Sencillamente, hacer fácil lo que para otros resulta imposible. Y la voz y las dotes escénicas de Pilar Vázquez son irrepetibles. A la vera misma, en el Auditorio, y dentro del ciclo de ópera, se escenificaba Carmen , de Georges Bizet, quizá la obra más interpretada de todos los tiempos. Y como estamos de fiesta, no quiero abordar ningún tema de profundidad. Ni siquiera el que puede ser más transcendente de la historia democrática: la apertura de negociaciones con la banda terrorista Eta. El presidente Rodríguez Zapatero comunicó ayer al Congreso que el Gobierno abre la puerta negociadora con la esperanza de no tener que salir por la ventana. Todos los grupos políticos, menos el Partido Popular, le han avalado. Las negociaciones, por utilizar las mismas palabras que el presidente del Gobierno, serán «largas, duras y difíciles». Ojalá que a la cuarta intentona vaya la vencida. Porque todos los presidentes de la historia democrática lo han intentado: desde Adolfo Suárez, a Felipe González y José María Aznar. La única diferencia estriba en que sus antecesores negociaron casi en la clandestinidad. Rodríguez Zapatero, sin embargo, lo ha comunicado al Congreso, donde reside la soberanía popular. Y otro matiz: los anteriores presidentes contaron con la complidad del resto de las fuerzas políticas. Rodríguez Zapatero, por el contrario, no cuenta con el aval del primer partido de la oposición y de otros poderes fácticos. Aún así, merece la pena intentarlo. Acabar con la lacra del terror que se ha pegado al cuerpo de España durante las últimas cuatro décadas justifica, incluso, los errores y equivocaciones.

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