Mitos de San Glorio

EL ENORME manto de nieve de Tres Provincias, dicen que capaz de generar esquí de noviembre a mayo, se ha convertido en fina capa que precisa el aporte de cañones de nieve y la detracción de caudales de unos arroyos cuyas truchas, anfibios, desmanes ibéricos y nutrias serán los paganos del falso mito de las nieves perpetuas. En La Red Natura 2000 se prohíben actuaciones que supongan deterioro, perturbación y efecto significativo en las especies y hábitats de interés prioritario para cuya conservación se ha declarado el enclave de la montaña leonesa. Si alguien piensa que la sostenibilidad del proyecto de esquí, tras ocupación de 1.300 hectáreas en un emporio de flora y fauna, se solventa con declaraciones de aquí no pasa nada de Carlos Fernández Carriedo, consejero de Medio Ambiente, se equivoca y olvida que Bruselas va a exigir el cumplimiento escrupuloso de la legislación. Habrá que preguntarse cómo un proyecto de pequeña estación de esquí con visos de compatibilidad ambiental, la de Esla 2000 limitada al valle del Naranco, en un borde del corredor ecológico del oso pardo, pasa al megaproyecto de la Bonaigua del Cantábrico, encima con accesos desde Cardaño de Arriba para treinta y cuatro pistas centradas en el valle de Lechada. El otro día asistí a una reunión interesante. Sebastián Álvaro, director de Al filo de lo imposible , glosó las ventajes sociales de una montaña natural frente a la nieve artificial y los fondos de valle presa de inmobiliarias trinconas. Estanislao de Luis trajo a la palestra los impactos de alto riesgo de las infraestructuras y los efectos del cambio climático en la cantidad y calidad de nieve. Emilio Puente defendió la valía de una flora alpina insustituíble. Julio Lago, comprometido con la Montaña de Riaño, discrepó de que la estación sea la única solución económica. Un parque temático del agua, el gasto inteligente de los fondos del Leader Plus, la construcción del parador nacional e imitar experiencias como la de Coladilla, son aportaciones suyas al debate.