Vivir una idea

BOTINES ACOGE hoy una gran exposición sobre el pintor Jesús Molina, de la que el lector me va a permitir que le hable, pese a ser su comisario, pues una baja médica me impide asistir a la inauguración y declarar de viva voz lo que aquí expresaré por escrito. Nada me habría satisfecho más que estar con Caja España este día, para dejar constancia de mi agradecimiento a la entidad que ha hecho  posible la recuperación de uno de los mejores figurativos de su generación, injustamente olvidado durante décadas, quizá por fallecer cuando su largo aprendizaje cristalizaba en una gran  madurez.  Participó en el Pabellón de la Exposición Universal de 1937, donde Picasso mostraría su Guernica. Sus cuadros reflejan los horrores de aquella guerra civil, pero también el visitante encontrará  modernidad que dialoga con la tradición, sin renunciar a los maestros del pasado, ni a la belleza.  La Obra Social creyó enseguida en el proyecto, supo ver lo que a otros pasó desapercibido. Necesitaría un poema para expresar los misteriosos mecanismos por los que accedí a su pintura.  Los años que permaneció en el olvido ya no cuentan.  Paciencia lo es todo, aconsejó Rilke.  La constancia de su hijo Rafael y de Isabel, la conspiración de la amistad, también eso que unos llaman azar y otros milagro, pero sobre todo la apuesta constante de Caja España por la cultura, su compromiso con el  arte, han hecho posible que Molina haya ganado su mejor batalla.  Y lo dicho es lo que expresaría de haber podido estar hoy ahí, en Botines,  un claro y rotundo gracias, a unos y a otros, por haberme dejado formar parte de la exposición Jesús Molina.  Vivir una idea . No se la pierdan.