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Publicado por
JAIME LOBO ASENJO
León

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ESTE caluroso fin de primavera y comienzo de verano, está resultando especialmente bochornoso, estamos al final del Mundial de fútbol, y a España parece que no le ha ido bien, pero lo que sí ha sido un bochorno es su retransmisión por televisión, y no me refiero a la sarta de bobadas que dice un tal Montes, no, me refiero a la monumental tomadura de pelo que ha supuesto la cesión de los derechos de emisión de los partidos, a una cadena incapaz de ofrecer cobertura a todo el territorio nacional, millones de españoles tienen que bajar al bar de la esquina si quieren contemplar el espectáculo. Más de 2.000 pueblos no lo ven en Castilla y León. Bochornoso. El Gobierno de Rodríguez Zapatero, ha permitido que se perjudique al consumidor en beneficio de grupos de comunicación afines al PSOE, consumándose un proceso escandaloso, una cacicada, un timo al consumidor y una estafa a la libre competencia y al interés general, infringiendo el art. 4.4 de la Ley Reguladora de Emisiones y Retransmisiones. Asimismo, ha resultado bochornoso, el escaso respaldo al apestoso Estatuto de Cataluña. Fracaso sin paliativos de ZP y Maragall, después de una tensa elaboración del texto, agrios debates, pacto con Artur Mas, disolución del Tripartito, una campaña canalla plagada de trampas, la abstención ha resultado desoladora para un proyecto estrella de Zapatero. Se aprueba con 10 puntos menos que le Estatuto del 79, y eso que el censo electoral ha aumentado en 887.802 electores, han votado sí 500.000 ciudadanos menos que en 1979. Bochorno. Zapatero dijo en el parlamento el 1 de febrero de 2005: «Para construir con legitimidad un orden político, una norma institucional básica, me da igual que sea una Constitución o un Estatuto político no sirve el 51%. ¿Tanto han cambiado las cosas en poco más de un año, ya que sólo el 35,7% ha votado afirmativamente y sólo 1.800.000 de los 5.300.000 inscritos se acercaron a las urnas? Da lo mismo. Zapatero, ha vendido el mayor fracaso de la legislatura como si de una victoria se tratara; sabe, como Napoleón, que una derrota convenientemente explicada, puede convertirse en una victori a. Bochornoso y penoso el espectáculo político dado por el fiscal general del Estado, tratando de endosar a la Policía Nacional la responsabilidad de que cinco atracadores de un banco, detenidos in fraganti en una brillante operación policial, y que formaban parte de una banda que había cometido otros 15 atracos a bancos, quedaran libres a las pocas horas ya que la juez les deja en libertad porque la fiscal no pide medidas cautelares. ¡Qué vergüenza! Y abochornado tenía que estar el presidente, por no haber sido capaz, o no haber querido contestar al líder del principal partido de la oposición, señor Rajoy, si es cierto o no, como asegura ETA en su último comunicado/bomba, que tiene ya un compromiso con la banda terrorista, ante lo cual el presidente del Gobierno nos pide «sosiego» como única respuesta. Todos queremos la paz, pero sin agendas ni compromisos ocultos, y además la queremos sin extorsiones, sin terrorismo callejero, sin amenazas. La queremos con la maquinaria judicial y policial funcionando a pleno rendimiento, y si por ello, el señor Arzalluz no acata la Constitución nos la trae al fresco. Resulta bochornoso, que Zapatero y su «gente», intenten minimizar las últimas acciones etarras y desactivar a jueces, como Grande Marlaska, mientras algunas sedes del PSOE son atacadas, en una clara violación del alto el fuego y poniendo de manifiesto que la ETA no quiere abandonar las armas. Puede que temporalmente hayan dejado de matar, pero no de extorsionar e intimidar para el logro de los fines políticos que siempre persiguieron, pretendiendo además considerarse exentos del cumplimiento de la ley. Y ya que Zapatero, nos pide «sosiego», debería pedírselo igualmente a esos pelotas del PSOE segoviano, presentes en un acto celebrado en el Alcázar, que «enojadísimos» abandonaron el local, y fueron corriendo a contarle a sus amos, que un teniente general del ejército español, cargado de prestigio, no como ellos, había cometido la «terrible» falta de brindar por el Rey como garante de la unidad de España. ¿Y qué decir del bochorno que hemos sentido todos al contemplar en la Audiencia al asesino Txapote y a su compañera, en actitud chulesca y desafiante manifestándose orgullosos de pertenecer a la ETA, o las coces dadas a la mampara de cristal que separaba a otros dos asesinos de la sala donde se les juzgaba? ¿Es esta la imagen idílica de la banda, que el Gobierno y satélites insisten en presentarnos? Bochornoso resulta, que la señora vicepresidenta De la Vega, vincule los asaltos a chalets al déficit policial que dejó el PP, asegurando con una cara como el cemento, que ahora hay más medios humanos. Alguien debería decirle a esta señora que en León, sin ir más lejos, se necesitan 172 policías más y que los robos con violencia se han duplicado, que dentro de unos días millones de españoles comenzarán sus vacaciones y el miedo le atenaza pues no saben si a su regreso encontrarán sus casas desvalijadas y que la inseguridad ciudadana es el segundo problema que más preocupa a los españoles. ¡Que país Mikel Arena! Entre bochornoso y esperpéntico resulta que Coalición Canaria reclame que sea devuelta a las islas una momia guanche que se encuentra actualmente en el Museo Arqueológico Nacional, cosa al parecer intolerable, o la petición efectuada por el Bloque Nacionalista Gallego, de que las lápidas de los cementerios de esta comunidad autónoma, escritas en castellano, sean traducidas al gallego, ya que sólo una entre mil está escrita en la lengua vernácula, y esto según el señor Bieito, diputado del BNG, «resulta injusto y discriminatorio y evidencia un conflicto lingüístico, y es preciso que en la muerte se nos reconozcan también nuestros derechos» (sic). Será muy respetable pero a mí me parece esperpéntica la petición efectuada por una asociación de guardias civiles, de acudir al Tribunal Constitucional para que se suprima el artículo posesivo antes de pronunciar el rango de los mandos superiores, es decir, que no se diga «mi capitán o mi teniente». En fin, cosas de la España «plural con la que sueña Pepino Blanco». Claro que para bochorno canicular y esperpento valleinclanesco, todo el proceso electoral celebrado en Caja España, para sustituir a un presidente eficaz, en nuestra querida institución financiera.

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