Diario de León
Publicado por
CÉSAR A. DE LOS RÍOS
León

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¿QUÉ significado ha tenido el encuentro del jueves pasado entre la delegación socialista presidida por Patxi López y la de Batasuna, encabezada por Arnaldo Otegi? La foto del comienzo de una gran amistad. Un paso más en la operación de relaciones públicas destinada a vender la imagen de dirigentes como Otegi y hacer pasar por «normales» a los terroristas ante el electorado socialista. Para este podía resultar un tanto traumático asistir al pacto de sus dirigentes con los asesinos de Casas, López de la Calle, Fernando Buesa, Ernest Lluch, Pagazaurtundua y tantos y tantos socialistas, militantes del PP, guardias civiles y militares de todos los grados y condición. Esta operación de relaciones públicas del PSOE en torno a la legalización de Batasuna y la autodeterminación comenzó con una famosa rueda de prensa de Zapatero en TVE en la que habló de la conveniencia de negociaciones con los terroristas y en la que anunció de velada el compromiso de llevarlas a cabo. Posteriormente la opinión pública fue teniendo noticias imprecisas y contradictorias sobre las conversaciones que venían celebrándose clandestinamente desde los comienzos, prácticamente, del mandato de Zapatero como líder del PSOE. Así, la sociedad española lleva un año de duchas frías, aclaraciones y ocultamientos en torno a un hecho de tanta gravedad como lo es el reconocimiento de hecho de una organización ilegal. Es claro que el objetivo de la dirección del PSOE ha sido el de ir midiendo la capacidad del electorado socialista para rechazar o aceptar unos hechos que, en principio, resultan vomitivos moralmente, inaceptables desde el punto de vista jurídico y desestabilizadores desde el político. El Gobierno necesita preparar a una buena parte de la sociedad para el golpe que supone no sólo la legalización de Batasuna, brazo político de ETA, sino la conversión de ésta en su socio político, del mismo modo que lo hizo en Cataluña con ERC. En esta ocasión el Carod Rovira será Otegi. Ante esta perspectiva era lógico que la dirección socialista temiera algún tipo de rechazo por parte de una parte de la militancia. Era un trago excesivamente fuerte. Así que había que ir dándolo en dosis... Y esto es lo que va ocurriendo. Hay una acomodación de las conciencias. Cunde el relativismo moral y político e incluso se acepta que Otegi y sus compañeros del terror den lecciones de democracia al resto de los ciudadanos. No me paso un pelo si digo que dentro de unos meses estarán en pleno debate sus «razonables» propuestas sobre la autodeterminación, y me atrevo a afirmar que abundarán los socialistas defensores de unas nuevas relaciones entre el Estado español y el estado vasco libremente asociado. Por ahí irá el Estatuto que va a sustituir al de Guernica y que ya está prácticamente redactado. Será un «mix» del Plan Ibarretxe, del socialista y del aberzalismo de izquierdas.

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