EN POCAS PALABRAS
Religión y política
QUIENES hayan palpado el ambiente en torno al Papa en su visita a Valencia habrá comprobado un predominio claro del elemento religioso sobre cualquier connotación política en la gestualidad de las muchedumbres. Cabalmente, los cientos de miles de personas que viajaron a reunirse con el Pontífice y a celebrar con él una determinada concepción de la sociedad y de la familia fueron a lo suyo. En consecuencia, la dimensión política de la celebración fue secundaria, casi intrascendente, por más que haya también que mencionarla. Y en este sentido, la controversia versó sobre la ausencia del presidente Rodríguez Zapatero de la misa que ayer celebró Benedicto XVI. La cuestión es ambigua ya que si de un lado es plausible que el jefe del Ejecutivo sea consecuente con sus convicciones, de otro lado su presencia hubiera sido un gesto de cortesía. Navarro Valls, el portavoz del Vaticano, encajó mal la ausencia y recordó a los periodistas que Jaruzelski en Polonia, Daniel Ortega en Nicaragua y Fidel Castro en Cuba fueron en su momento a la misa papal. Los ejemplos quizá no hayan sido muy afortunados.