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Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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MAS resonancia mediática y política genera cualquier información de un diario filoetarra sobre ETA, como se está comprobando estos días, que la inexistencia de tensiones apreciables en los sectores productivos de la economía española. La paz en los astilleros concentrados al despuntar el milenio en la empresa Izar, gobernada por la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), es una realidad que ha puesto fin a casi veinte años de incertidumbre, de airadísimas protestas de los trabajadores y de intentos de solución frustrados porque a los astilleros civiles no les llegaban pedidos. Al ejemplo de Izar pueden añadirse dos apaciguamientos sociales en las últimas cuarenta y ocho horas, el de los pilotos de Iberia, rendidos con honor a la firmeza negociadora de la empresa, muy apoyada por el Ministerio de Fomento, y el de los trabajadores de RTVE más recelosos ante el plan de saneamiento del Ente, que contempla la reducción de la plantilla en 4.150 personas y que ha sido aceptado al fin por todos los sindicatos. Este desgarro paulatino en las nóminas de la televisión y de la radio públicas hará económicamente viables o menos ruinosos esos dos medios de información a cargo del Estado, al que venían sangrando año tras año por la escasa voluntad de los Gobiernos para enfrentarse a un problema socio-político-laboral de mucho calado y escaso brillo. Dicen las terminales informativas del Gobierno que la paz social en el campo de la economía es fruto del diálogo constante y hasta preventivo sobre cualquier problema existente o potencial. Y ayer podía verse en La Moncloa la inmensa satisfacción del presidente Zapatero ante la primera reforma del Sistema de Pensiones que, en nuestra democracia, lleva la firma de todos los interlocutores sociales. Ha costado dos años de diálogo este acuerdo orientado a mejorar, racionalizar, actualizar y garantizar la sostenibilidad del sistema. Una parte de la clase política y, ay, de la sociedad, sigue dedicada a vigilar el proceso hacia el fin del terrorismo etarra que patrocina y dirige el presidente Zapatero, al que desde alguna asociación de víctimas de ETA y desde muchas portavocías del PP se le acusa hasta de traidor a los muertos, lo cual más bien parece en los acusadores una perversión de sentimientos perversos, debida tal vez a que el ruido que arma la calumnia bien programada impide oír las discretísimas y escasas informaciones del Gobierno y sus rotundas afirmaciones sobre el marco ineludible del Estado de derecho en el que siempre se desarrollará el diálogo con la banda terrorista.de pensiones no se vea silenciada por la sordina del estruendo que genera la oposición a todo diálogo con ETA.

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