Diario de León
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León

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Parece que estamos jugando a confundir a alguien. Hablamos de proceso de paz y ni siquiera hay guerra. Tal vez muchos piensen que la paz es sólo la guerra sin declarar. Después de cuarenta años de sufrir el acoso de ETA, la amenaza, la extorsión y el crimen, me decía un socialista de renombre que lo más curioso no es cómo se escribe la historia, sino cómo se borra. La memoria suele flaquear cuando conviene. De repente muchos han olvidado que las víctimas de ETA murieron para que no se tuvieran que arrodillar la democracia y el Estado de Derecho. Mientras que en todas las facetas de la vida se aplica la ley, existe la sensación de que desde las instancias de mando, poder y decisión se atropella la legalidad cuando conviene al partido del Gobierno. Paradoja incomprensible, pero patente y manifiesta. Es difícil predecir qué representa la foto de los entrevistados en Bilbao. Lo que sí está claro es que no representa el futuro, como ha llegado a decir el líder de la ilegal Batasuna. Estamos comprobando cómo muchos votantes del PSE-PSOE se sienten dolidos y humillados; tienen la sensación y el sentimiento de haber entregado un voto cautivo e inútil, cuya gestión se ha malversado y malgastado. Algo así como si se hubiera pisoteado la dignidad y la memoria de las víctimas del terrorismo. La desconfianza y el miedo se han instalado en la sociedad. Pero si se confirma que dos policías avisaron al recaudador de ETA para evitar entorpecer el mal llamado proceso negociador, entonces esa desconfianza sube varios peldaños y la realidad se convierte en colaboración con banda armada. En nuestro ordenamiento jurídico, la colaboración con banda armada es delito, no es un simple «recadillo» en la oreja del adversario,¿o del amigo, en este caso. Ahí es nada, policías «correveidiles» del entorno etarra. Parece que la corrupción vuelve a la política y atrapa a la mujer del César. Ni los más viejos del lugar. Llegados a ese punto del colaboracionismo, una vez agachada la cerviz y revitalizado el moribundo terrorismo, tan sólo hay un paso para la entrega del Estado de Derecho a quienes tanto daño han hecho durante cuarenta años. Pero seguramente, con lo que no cuenta el entorno etarra es con la rebelión de la sociedad civil. Cuando el garante de la democracia y del Estado de Derecho peca de dejadez o se equivoca, es su sustento civil quien debe asumir las riendas de la razón y del sentido común. Hoy, después de lo que venimos presenciando en estos últimos días, no hay duda que -en palabras de Esopo- la rueda más estropeada del carro es la que hace más ruido. Jesús Salamanca Alonso (Valladolid). La orquesta Miramar de León quiere agradecer a las personas del pueblo de Odollo (La Cabrera) la ayuda recibida en el accidente que sufrimos mientras nos disponíamos a regresar a León después de una actuación. El furgón de la orquesta quedó suspendido en el vacío a una altura de 3 ó 4 metros después de salirse de la carretera por la estrechez de una de las calles del pueblo, pudiendo llegar a provocar el derrumbamiento de una casa. Nuestro agradecimiento principal es para el presidente del pueblo, Antonio Fresnadillo Corporales, que desde el primer momento trabajo sin descanso para ayudarnos y no nos dejó ni un momento solos. Gracias a él se solucionó todo. También los dueños de la Casa Rural de Odollo, Genaro y Sagrario, Presentación y Jaime, que en todo momento nos atendieron como unas grandes personas, sin aceptar nada a cambio, y la patrulla de Truchas, que nos dieron todo su apoyo físico y moral. Sin embargo, personas como Goyo y Manolo, viendo en las circunstancias en las que estábamos, prefirieron hacer como que no pasaba nada y marcharse, sin prestarnos ningún tipo de ayuda. O el señor de la Cantera, al que después de no molestarle para que durmiera toda la noche, nos viene con el cuento de que necesita un papel del presidente para poder ayudarnos. Ya para finalizar, a todas esas personas que he nombrado anteriormente y que tanto nos ayudaron, queremos que sepáis que sois las mejores personas que hemos conocido, que nos ayudasteis en todo, nos ofrecisteis casa y cama y siempre con una sonrisa: Gracias de corazón, aquí en León tenéis unos amigos para siempre. Emilia González Fernández (La Virgen del Camino).

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