Diario de León

CANTO RODADO

La normalidad asesina

León

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EL «cabezazo» de Zidane, la compra de votos en Caja España, la prepotencia asesina de Israel... ¿Qué no se pueden comparar unas con otras? Pues no, pero sí. Me explico: comparten la triste gloria de ser noticia por no representar al deporte (que sí al fútbol-espectáculo violento), ni a la ciudadanía que día a día hace sus deberes y se gana el pan con su trabajo (muchos, cada vez más, en precario), ni a la democracia (por supuesto). Actos poco ejemplares, deleznables, genocidas en el caso de Israel, a fuerza de repetirse día a día en las portadas y en los telediarios se presentan como lo normal. Esa normalidad se puede rastrear, por ejemplo, en el lenguaje que utilizamos en los medios para hablar de Israel y Palestina: el estado judío practica «operaciones de castigo», en lugar de crímenes contra la humanidad o terrorismo de estado; los soldados israelíes son «secuestrados», no detenidos como prisioneros de guerra, porque sólo Israel, el estado reconocido, puede hacer la guerra. Los demás, sus vecinos víctimas -Siria, Irán, Líbano, Palestina- son terroristas o amparan a los terroristas. Y si en Palestina gana las elecciones Hamás, hay que «castigar» a los palestinos por haberse equivocado neciamente al introducir el voto en la urna. Normalizar y trivializar el delito es peligroso. Y hacer circo con los cabezazos de estrellas del fútbol (como pretende la Fifa) también. Se corre el riesgo de hacer creer a la gente que lo normal es aspirar a ser Paco el Pocero, esa caricatura de la España especuladora y ramplona, porque de lo contrario, el Pocero, se quedará con tu trabajo de toda la vida a cambio de un minipiso o un adosado. En el fútbol, en la vida cotidiana y en la democracia nos hace falta tomar las riendas a cada individuo. Nos sobran las tendencias y nos falta un poco de sabiduría mamada en la madre tierra y aprendida de la experiencia. De lo contrario, ni como personas ni como colectivo permitiríamos tanto daño alrededor. Como abandonamos a los palestinos, nos abandonamos a nosotros mismos.

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