CRÓNICAS BERCIANAS
Calor de verano y calenturas políticas
EL VERANO en el Bierzo se presenta caliente. Aparte de los incendios que cada año acaban con cientos de hectáreas de un paisaje que cada año pierde verde en favor del grisáceo, este año, y con las elecciones municipales a las puertas de diez meses los bercianos están asistiendo a un desfile de cargos públicos y políticos sin precedentes, sea cual sea el signo político, cargados con un zurrón de promesas, viejas algunas y otras, no lo vamos a negar nuevas, con las que dotar a la comarca de un status superior al que presenta y que, no se cansan de explicar, es menor al que se merece. Pero esas promesas vienen cargadas también de reproches a los oponentes (palabra esta que nunca me ha gustado por su significado siempre contrario a..., cuando debería ser apoyo de algo o incluso crítico con lo que se considera malo, pero nunca por decreto), de acusaciones como «tú están intentando frenar lo que yo quiero hacer» o «el que trae dinero soy yo y no tu». Uno, que considera la política como un arte en el que la palabra y a veces los fuegos de artificio son connaturales, ya empieza, como supongo muchos de los conciudadanos del Bierzo, que las florituras y las pataletas están bien para otros lares y lo importante debe ser aunar esfuerzos y no críticas porque sí para que esta comarca siga creciendo. Y mientras los políticos se enfundan el mono de guerra para combatir al enemigo en la oratoria, el discurso y la foto (salir supone tener ganado una porción de opciones para concurrir a las elecciones), los ciudadanos miran de reojo y a veces sin interés preocupados más en otras cosas como su economía o el trabajo, que eso sí que, a pesar de que en muchos casos está correlativamente ligada a la vida política y el desempeño de nuestros rectores patrios, afecta más directamente al bolsillo y a la salud. Y en esas el verano vuelve a decirnos que la muerte la tenemos muy cerca, incluso más de lo que esperamos en unas carreteras que en el verano, yo diría que a lo largo de todo el año, se pueblan de tragedia, de sangre y de muchos sueños rotos. El último el de una mujer que junto a sus dos hijas vio como la carretera sesgaba su vida de una manera inesperada y en un accidente inesperado. Y es que en esta vida, aparte de algunas personas, lo inesperado a veces llama a la puerta de forma cruel como si quisiera decirnos que nunca estamos seguros. Y es que, como diría el más sensato de los sabios, ni con los pies en el suelo sabe uno lo que pasará en adelante. Lo que sí es seguro que el martes, eso hasta Rappel lo sabe, el Bierzo volverá a contar con una visita ilustre, la de Mariano Rajoy, líder del PP y encargado de velar por la salud de su partido. Y esa salud en el Bierzo querrá comprobarla de primera mano en una visita que augura otras de cargos del partido y que puede encontrar respuesta en un corto espacio de tiempo por parte del PSOE. Se hable de que Zapatero, otrora visitante asiduo de la comarca, regrese a lo que fue uno de sus escenarios de batalla política cuando aún no comandaba la nave socialista para arengar a los suyos y contrarrestar el efecto que el PP con la pasada visita de Herrera y la que está en puertas de Rajoy están persiguiendo en el Bierzo.