El calor y las eléctricas

HACE calor, claro, es verano, al margen de otras disquisiciones sobre si estamos o no en situaciones extremas. Y por ello es incomprensible que cuando llega esta estación del año, con sus nada exóticas características, y cuando los ciudadanos tratamos de protegernos de la canícula mediante las correspondientes tecnologías, como la refrigeración, salten por los aires todos los sistemas. Varias subestaciones madrileñas se incendiaron ayer con las consecuencias que pueden imaginarse: viviendas desalojadas para prevenir daños mayores, cientos de familias afectadas, negocios con pérdidas, semáforos sin funcionar, atascos inmensos... No es comprensible que las Administraciones competentes no sean capaces de disuadir a las empresas de tan flagrantes dejaciones de responsabilidad.