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Publicado por
MANUEL-LUIS CASALDERREY
León

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LA SANIDAD está empeñada en que gocemos de buena salud. Primero han perseguido a los fumadores hasta convertirlos en apestados, para que no apesten al resto de los mortales (fumadores pasivos). Sólo pueden fumar en casa, en la calle o en corralitos acondicionados. Ahora les toca el turno a los niños gorditos, que de mayores serían obesos. Para evitarlo van a ponerlos a dieta en los propios colegios. Bajo el lema ¡prohibido ser gordos!, les van a someter a un estricto control alimenticio, con el fin de que pierdan los kilogramos que tienen en exceso y puedan lucir un tipo fino que no desentone del que tienen el resto de los compañeros. La cosa no va a quedar ahí. Envalentonados con los éxitos conseguidos, pronto van a generalizar las medidas para garantizar la salud de toda la población y no sólo de fumadores y escolares con sobrepeso. En la tarjeta sanitaria se grabará el índice de masa corporal de cada persona. Ya sabe, el que se obtiene dividiendo la masa en kilogramos entre la estatura (en metros) elevada al cuadrado. Si su masa corporal supera el valor estándar establecido (24 en mujeres, 25 en hombres), va a tener dificultades. En cuanto entre en un restaurante, insertarán su tarjeta en el ordenador e inmediatamente aparecerá una lista de los platos que puede consumir. No le servirán más que esos. En caso contrario, las autoridades sanitarias le meterán un multazo al restaurante, le precintarán temporalmente el local o se lo cerrarán definitivamente. Aproveche mientras pueda y coma lo que le apetezca.