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EL BALCÓN DEL PUEBLO

Una comunidad de 23 años

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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«LA COMUNIDAD autónoma de Castilla y León surge de la moderna unión de los territorios históricos que la componían y dieron nombre a las antiguas coronas de León y Castilla». Así reza en el preámbulo de la reforma del nuevo Estatuto, consensuada por los grupos parlamentarios popular y socialista, y cuyo texto ya está en las Cortes de Fuensaldaña para su tramitación. Previsiblemente, el texto que se remita a las Cortes Generales estará listo a finales de año. El preámbulo del nuevo Estatuto podrá decir lo que quiera, pero es absolutamente falso que la comunidad autónoma actual haya surgido de las antiguas coronas de León y de Castilla. Esta comunidad nació hace 23 años, sencillamente de la unión de nueve provincias como prevé el artículo 143 de la Constitución Española, por iniciativa de las Diputaciones Provinciales y con el apoyo de las dos terceras partes de los municipios que representaban a más del 50% de la población. Esto fue así. Para bien o para mal, se esté de acuerdo o no. Otra cosa es cómo en el caso de León se consiguieron dichos pronunciamientos. Lo que importa ahora es decir que los hechos son los hechos y no se deben enmascarar con coartadas históricas ni prestidigitaciones retóricas, aunque se fabriquen en la Fundación Villalar. La mejor prueba de que la comunidad autónoma proviene de la decisión de las provincias y no de ningún reino medieval es que dos provincias que pertenecieron al reino de Castilla -Santander y Logroño- por aquellas fechas decidieron constituirse libremente en comunidades autónomas con los nombres de Cantabria y de La Rioja. Esta es la pura verdad, la diga Agamenón o su porquero. Lo demás son tonterías de grueso calibre. Es como si, por ejemplo, la comunidad autónoma andaluza quisiera remontar su origen al Califato de Córdoba. El papel lo aguanta todo. Sin embargo, a los que tenemos memoria de hace menos de un cuarto de siglo, no nos pueden hacer comulgar con ruedas de molino. Pero pido licencia para cambiar de tema. En estos días de modorra y fuego se me antoja como muy seria la denuncia que han voceado algunos sindicatos sonbre el estado de los helicópteros que se utilizan en la extinción de indencios forestales, como el que se cayó e incendió en Mirantes de Luna, a la vera del embalse. Tenía la base en Camposagrado. Por fortuna no hubo víctimas. Los sindicatos dicen que son aparatos que se utilizaban en la guerra del Vietnam. Pura chatarra voladora. En otras comunidades autónomas, aseguran, no se contratan para transportar personas. Hasta ahora, la única respuesta de la Junta la ha dado la vicepresidenta, María Jesús Ruiz. Ha matizado que la documentación está en regla y pide prudencia a las tripulaciones y a los contratados por el Servicio de Extinción de Incendios. Del consejero de Medio Ambiente, Carlos Fernández Carriedo, no se ha tenido noticia alguna. Es conocida su habilidad para escurrir el bulto y esconderse cuando hay problemas. Las denuncias de los sindicatos son muy serias. Y así hay que tomarlas: en serio.

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