Diario de León
León

Creado:

Actualizado:

NI en el cincuenta ni en el sesenta aniversario de la Guerra Civil la sociedad española se enfrentó, cara a cara, con la experiencia más traumática de su historia reciente. Han tenido que pasar setenta años para conseguir que el culpable o silenciado pasado forme parte del debate ciudadano. Se han necesitado más de treinta años desde que el dictador desapareció para mirar en el espejo del presente aquellos acontecimientos que marcaron a fuego a varias generaciones y que aún imprimen el imaginario colectivo con leyendas, mitos y medias verdades. Pero lo deseable es que ese debate que ahora empieza a dejar filtrar, por fin, las investigaciones que la historia ha abordado en los últimos años «cale en la conciencia ciudadana», como dijo en Villablino la profesora Carme Molinero, y se aparte de la arena política, de ese espacio manchado tantas veces de mentiras interesadas. Salvando las distancias, con la historia de la Guerra Civil pasa como con el cuento chino que circula ahora por las calles y las cajas de los supermercados. Da igual que los dueños del «chino» desmientan que en su local no ha habido ningún secuestro porque nadie se va a creer la verdad. El suceso es un mito casero, pero mito al fin y al cabo. Con la Guerra Civil hay mucha gente interesada en mantener el mito y el tabú a costa del miedo, ese que tratan de insuflar los apocalípticos dibujando un panorama caótico en el país para argumentar que el «caos» fue la causa de la caída de la Segunda República. Lo que cuentan los científicos es otra cosa, aunque ninguno escamotea la conflictividad social. Afortunadamente, como dijo el profesor Juan Andrés Blanco, los nietos de la guerra miran hacia ese episodio sin complejos y quieren saber. El Gobierno parece tener demasiados frentes abiertos para ocuparse de la memoria prometida. Hay mucha gente, como Isabel González, de Palacios del Sil, sin poder saber. Buscó los restos de su hermano en una fosa común de Piedrafita de Babia; murió sin saber, sin duelo ni resarcimiento moral.

tracking