AVE DE PASO
Máquinas modernas
PREVISTO para el año 2008 el cierre definitivo de la empresa multinacional de pequeños electrodomésticos Braun, en Barcelona, entre los acuerdos alcanzados con los sindicatos figura que la empresa pondrá a disposición de las despedidas ( la mayoría son mujeres que toda su vida trabajaron en la fábrica) un grupo de psicólogos y de consultores laborales para que les ayuden a «afrontar el futuro.» La primera pregunta es: ¿Qué futuro? La segunda: ¿Existe alguna ironía mayor que ésta? La tercera: puesto que se terminó esa mínima tranquilidad y autoestima que da tener un empleo, aún a costa de levantarse a las cinco de la madrugada, llegar a casa con un sueldo miserable y encima tener que limpiarla, ¿les darán ahora tranquilizantes y estimulantes artificiales para que sigan funcionando aunque no se sepa para qué ni cómo? Lo más seguro es que sí. Dentro de poco esas mujeres engrosaran el ejército de ciudadanos y ciudadanas felizmente aplastados por la solución del medicamento. Puede que hasta las convenzan de la gran labor solidaria que llevan a cabo quedándose en esa nada cotidiana que es el paro. Gracias a ello, otras ciudadanas de sociedades más pobres trabajarán como esclavas para comer caliente. Puesto que no les pondrán medallas de ningún mérito al trabajo, ni tampoco por los ejercicios funambulescos que les esperan, que se queden al menos con este consuelo. Y con la medicación, aunque luego las cuentas de la Seguridad Social no cuadren ni practicando magia con los nuevos estatutos, los que nos arreglaran la identidad pero no nos darán de comer. Dentro de la subcultura empresarial actual que es la que de verdad manda, no somos más que máquinas que hay que identificar para que cuando nos sirvamos nos reciclen, si se puede, o no es echen a la basura.