EN EL FILO
Zapatero no enciende la memoria
EL GOBIERNO intenta diluir la memoria histórica de los españoles en el reconocimiento y ampliación de los derechos que ampararán a quienes padecieron persecución y violencia de la injusticia durante la guerra incivil y la dictadura subsiguiente. Reavivar la memoria de aquellas décadas, y de sus más ensalzadas figuras, equivale según la derecha, a abrir viejas heridas cerradas, mientras que la izquierda da la vuelta a ese argumento y afirma que sólo haciendo justicia a la memoria se cerrarían. Y ambas, derecha e izquierda, tienen razones; más de índole pragmática las de la posición conservadora, y más de profundo calado moral las de quienes fueron víctimas o son y se sienten herederos de ellas. El principio de que los muertos deben ocupar su propio espacio, que es el de los cementerios, sale en apoyo de la exhumación de los cadáveres que llevarían hasta setenta años en fosas cubiertas por una vegetación piadosa, pero que en el mapa de muchos recuerdos ocupan su cruz correspondiente. Ha dado un paso atrás el Gobierno al reducir su proyecto de encender la memoria histórica a una iniciativa legal para desarrollar uno de sus signos de identificación más claros: la ampliación de derechos al mayor número de ciudadanos, y especialmente a los sectores tradicionalmente desprovistos de algún tipo de incapacidad legal, como la de contraer matrimonio los homosexuales del mismo sexo. Pero desde la perspectiva de llevar derechos hasta los rincones más sombríos de la sociedad, hubiera sido tal vez prioritario el de amparar a quienes sufrieron muerte ignominiosa e injusta, o padecieron privación de títulos profesionales, cárcel y torturas por delitos que improvisaron con inusitada rapidez los vencedores de la guerra, desde mucho antes de la su victoria. Una comisión y un consejo de designación parlamentaria se encargarán de recibir las solicitudes de rectificación de sentencias que presenten desde los escasos supervivientes hasta sus descendientes, pero no habrá revisión de juicios, que en muchos casos no los hubo, sino un simple declaración que diga que la sentencia fue injusta. Revisar procesos judiciales del franquismo sí equivaldría a un ejercicio de revisionismo histórico. Se ve, así, que ni a la derecha le agrada que Zapatero haya rectificado a la baja su proyecto inicial sobre iluminación de la memoria histórica ni la izquierda, republicanos y antifranquistas, entiende bien las razones de esta marcha atrás. Entre lo que se aplaude de esta iniciativa legal está el futuro del Valle de los Caídos, que seguirá siendo un centro religioso, en el que quedan terminantemente prohibidos los actos de exaltación de nuestra guerra incivil y de sus protagonistas.