Diario de León
Publicado por
XOSEPE VEGA
León

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«¡ESTARÉIS contentos los del leonés!» -me comentó un conocido hace un par de días. Yo lo contemplé con gesto algo cansado -el mismo que gasto en la última semana- y le contesté que no. Él me miró un rato con los ojos enormemente abiertos, estupefacto, ni siquiera me parece que esperara mayores explicaciones. De hecho creo que su habitual opinión sobre mi presunta marcianidad se vio de repente confirmada de forma inequívoca. Estoy acostumbrado a que, en estos tiempos de pensamiento tan apocado y políticamente correcto -aunque vestido con pañuelo palestino, más que nada para dar nuestras celebraciones sociales un toque un poco más kitsch-, la defensa de posiciones de defensa de minorías reales y verdaderamente cercanas, como la de los hablantes de leonés, resulte un comportamiento casi asocial, propio solamente de un alienígena inadaptado. Pero que el inconformismo pueda llegar a extremos tales como los que parecía mostrar en tal ocasión imagino que puede ser incluso más perturbador que la contemplación de un pavoroso fantasma de ultratumba. Le expliqué entonces a mi paralizado amigo que, en mi opinión, la declaración del PP y del PSOE en Castilla y León era una proposición embustera y tramposa. Le señalé lo vacía de contenido concreto que se mostraba y lo hipócrita que me resultaba la postura de unos señores que hasta hace unos meses, no solamente negaban lo que ahora dicen, sino que acusaban a todo aquel que pretendiera tal reconocimiento de partidistas y mentirosos, o simplemente de cavernarios. «¡Bien! ¡Es el momento entonces de que nos expliquen por qué lo decían¿ ¿Era lo suyo puro sectarismo partidista? ¿O pensamiento del Cromagnon?», le apunté entonces. Mi interlocutor me despidió en aquel momento con gesto apresurado, imagino que angustiado por la posibilidad de que algún alcalde o concejal, o algún que otro conspicuo militante de partido, se le ocurriera pasar en aquel momento por delante y le viera en compañía de tan peligroso sujeto. Después, con la lectura de la extensa entrevista que el secretario general del PSOE de Castilla y León, el señorVillalba, ofrece al Diario de León veo aún con mayor claridad la certeza de todo lo que ya pensaba. Lo cierto, lo único verdaderamente cierto, es que mienten. Lo único que pretenden es sepultar bajo decenas de metros de cínico institucionalismo los derechos de los hablantes de leonés y el futuro de toda la lengua asturleonesa, al menos el futuro de esta lengua en su territorio central, León y Zamora, porque, evidentemente, los que puede ocurrirle en Asturias o en Portugal, de momento, escapa a su pérfida acción. Propongo al lector que haga una lectura sosegada de las declaraciones de Ángel Villalba. Le propongo que compruebe -para eso se inventaron los libros- la veracidad histórica de algunas de las afirmaciones realizadas, por ejemplo, sobre la provincia de El Bierzo. Y después, pregúntese, de dónde desempolvaría el señor Villalba sus apuntes de clase sobre el leonés, para que ahora se acuerde -después de bastantes más negaciones que San Pedro- de que se trata de una lengua romance, hermana del castellano, y con poesía en los siglos XII y XIII. Sé que es difícil pedirle a un político que mantenga en constante actualización los conocimientos adquiridos en la Universidad, pero tanto como para perder el hilo, y no saber que el cultivo literario del leonés ha tenido carácter ininterrumpido hasta nuestros días¿ No me parece el señor Villalba tan mayor como para quedarse en el siglo XIII¿ ¿O será que su toma de apuntes y su interés acabaron en tan perfecto e idílico paraíso feudal? (Al menos sí creo que lo considere idílico esta nueva nobleza llamada «cargos públicos»¿) Pero lo que destapa de manera definitiva su hipocresía es la diferencia que establece en las dos últimas cuestiones que le formulan. La promoción del idioma leonés se articulará con la «divulgación en los institutos de lo que fue el leonés», dice. ¡Vaya! ¡Ya estamos! Pero¿ ¿declarar la existencia no supone establecer que una cosa «es»?. Sin embargo con el idioma gallego se plantea dar la posibilidad a los niños de estudiarlo. Porque, como dice el señor Villalba, si en Vega de Valcarce se habla gallego¿ Seguimos sin reconocer el problema central. Que el leonés existe no hace falta que nos lo diga usted. Eso ya los sabíamos nosotros. La cuestión es q ue este señor ignora que en pueblos como La Baña, en la comarca de Cabreira, los niños acuden a la escuela el primer día con su variante local de la lengua tradicional, el bañés, en la boca. Y que, cuando tienen que esforzarse por aprender el alfabeto, cuando luchan contra la bruma de las matemáticas y de la física, sus cabecitas están llenas de palabras que cuando se refieren a humo de las chimeneas comienzan con «f» de «fumu» -aunque sea para aprender en una cartilla la letra «h»-, y cuando ven el dibujo de una lechuza, el trazo de la «c» de «coruxa», es el primer impulso que se les escapa en la mano. Y es que la vida es una difícil competición, pero... ¡qué penosa se vuelve si encima emprendes la carrera en desventaja, porque todas las reglas están pensadas para personas que no son como tú! Señores Villalba y Herrera, mentís. Vosotros no pensáis en defender el leonés. Porque, defender el leonés es defender los derechos de los que hablan leonés, y en eso de momento, ustedes, muy señores míos, no están pensando.

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