El paisaje no es negro

YA SON públicas las condiciones impuestas por la Comisión Nacional de la Energía a la opa de la eléctrica alemana E.ON sobre Endesa. Entre ellas se encuentra la exigencia de desprenderse de las centrales térmicas de Compostilla y de Anllares, consideradas estratégicas. Deben seguir funcionando y consumiendo el carbón nacional previsto en el Plan del Carbón. Ahí radica la esencia: no pueden quedar expuestas a vicisitudes de compra/venta de empresas. Así lo recoge expresamente la resolución de la CNE. Yo, por eso mismo, entiendo mal la inquietud de algunos políticos y sindicalistas leoneses. Precisamente, el que tengan un tratamiento especial es la mejor garantía de su continuidad. Sobre el sector del carbón y su futuro hace mucho tiempo que sobrevuela una bandada de tordos negros. Los peores augurios. Pero siempre hay una resurrección. El carbón es negro. También los uniformes de la Iglesia Católica. Parte del Partido Popular -sobre todo sus Legionarios de Cristo- y de la cúpula espiscopal española han arremetido contra Ruiz Gallardón por casar a dos homosexuales que también son dirigentes del partido conservador. La cúpula de la Iglesia Católica, incluso, ha emitido un comunicado en el que, prácticamente, exigían al PP obediencia ciega a los mandatos de los obispos. Naturalmente, hay muchos militantes populares que no comparten que continúe esta mezcolanza entre política y religi ón que tanto se ha prodigado, incluso en manifestaciones, durante los últimos meses. Porque si la dirección del PP intentó apoyarse en los obispos españoles para hacer oposición al Gobierno, ahora está comprobando que dicha asociación resta más que suma. Dicho con contundencia: con esa asociación lo que realmente ha adquirido el PP es una hipoteca cada día más pesada y que lo aisla de las zonas más templadas y tolerantes de la sociedad española. Estoy ya a horcajadas de agosto, mes vacacional. También este balcón del pueblo echa el cerrojo en todos sus ventanales. Nos veremos en septiembre, aunque no sé si con la misma sonrisa. Y antes de pregonar el «no te digo adiós, sino hasta siempre», me hago eco de la encuesta de la EPA. Según la misma, León perdió 6.600 ciudadanos en edad de trabajar. Por el contrario, Valladolid ganó 20.900. Todo ello en el semestre ya agonizado. Son datos que confirman lo ya voceado desde este balcón hace pocos días. Aquí el que no corre, vuela. Para despedir el semestre y estrenar el tiempo vacacional, el consejero de Economía y vicepresidente de la Junta, Tomás Villanueva, ha conseguido, con el apoyo del Cedeti y la colaboración de la Universidad de Valladolid, el control de un satélite. Lo pondrá en órbita la empresa privada Deimos. Sus ojos de laser y su cuerpo de fibra de carbono vigilarán cultivos, inundaciones e incendios. Por supuesto: el centro de recepción de datos y la gestión estarán en el Parque Tecnológico de Boecillo. Y el de proceso y archivo, en la Universidad de Valladolid. A esto se le llama trabajar fino y con visión de futuro. Lo dicho: pásenlo bien. Porque no todo el paisaje es negro, como el carbón o los uniformes de los obispos.