Diario de León

EN EL FILO

Al Qaeda y Al Andalus

Publicado por
VALENTÍ PUIG
León

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UNA VEZ más Al Qaeda ha anunciado por el canal de televisión árabe Al Yazira que cualquier día comienza la liberación de lo que fue tierra del Islam, desde El Al Andalus hasta Irak. Es la pesadilla del gran califato que alienta como suplencia fanática las ilusiones de la calle árabe, esas gentes tan carentes de libertad y de Estado de derecho. Se dice que Osama Bin Laden padece de severos achaques. Le sustituye ante las cámaras su lugarteniente Al Zawahiri. El nuevo vídeo aparece en respuesta a la crisis del Oriente Medio iniciada por los ataques de Hezbolá contra Israel. Son notables las diferencias entre Al Qaeda y Hezlobá pero han cooperado más de una vez aunque de cada vez tenga más peso la divisoria entre sunníes y chiítas. La directa vinculación del Hezbolá con un Irán dominado por una mayoría persa chíita genera gran desconfianza en el mundo árabe y especialmente si es sunní, pero cuanto más se agrava la crisis actual más crece la crítica a Israel. Causa escalofríos en Oriente Medio lo que se considera el futuro arco chíita, que fuera de Persia a Siria pasando por Irak y el Líbano, donde los chíitas tienen de cada vez más peso demográfico y en su medida dan sostén al terrorismo y a la trama política de Hezbolá. Irán paga el armamento que Hezbolá usa contra Israel, transportado gracias a Damasco hasta la frontera sirio-libanesa. Asombra que se haya tardado tanto en explicar a la opinión pública internacional lo que podían significar los arsenales de Hezbolá ubicados en el sur del Líbano. La tradicional desunión del mundo árabe se traduce en el Islam en la creciente tensión entre sunníes y chiítas, ahora mismo enfrentados a muerte en las calles de Irak. No saben los grupos jihadistas si apoyar de verdad la causa de Hezbolá contra Israel como los observadores detectan en los portales de Internet en los que se debate todos los días el futuro del Islam. Muchas cosas les distancian y enfrentan pero les une el común denominador de abogar por la extinción de Israel. Aún así, Egipto, Arabia Saudí, Jordania y los países del Golfo Pérsico han rechazado las iniciativas terroristas de Hezbolá. Eso puede cambiar en cualquier instante pero no se quiere darle ventaja a un Irán que busca denodadamente convertirse en la superpotencia regional. Sea como sea, el actual éxito de Hezbolá en su proyección tanto en Oriente Medio como en el escenario mundial la hace entrar en ardua competencia con Al Quaeda. Desde luego, esa es una confrontación que se desarrolla en la cancha más endemoniada del planeta. La paz en Oriente Medio es un breve paréntesis, un ensueño. Hezbolá fue concebido para convertirse en lo que hoy es: un Estado en el interior del endeble Estado libanés. Si el ejército del Líbano cuenta con 80.000 soldados, Hezbolá no llega a los 6.000 irregulares, pero ha logrado la hegemonía total en el sur del Líbano, además de tener amplia presencia en el parlamento libanés y dos puestos en el gobierno de Beirut. El material bélico que le financia y suministra Teherán es de una capacidad destructiva que ha sorprendido incluso al ejército de Israel. La estrategia israelí consiste en cortar las vías de suministro que permiten a Siria hacer llegar a Hezbolá los mísiles y la cohetería que proporciona Irán. Sobre todo, se trataría de que no lleguen a sus manos los misiles Zelzal de largo alcance que indudablemente darían un cierto giro a la actual conflagración fronteriza. Los expertos en estrategia calculan que Teherán no hace todavía un envío masivo de estos misiles Zelzal porque desea que sean la última palabra que obligue al gobierno de Israel a pedir un alto al fuego como sea, incluso sin recuperación de los soldados secuestrados y con un estricto retorno al «status quo» anterior al estallido de este conflicto. Ahí, por el momento, el gran califato de Bin Laden cuenta menos que el nuevo imperio persa.

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