Cerrar
Publicado por
ANXO GUERREIRO
León

Creado:

Actualizado:

EL PLURALISMO político e ideológico de los católicos es un elemento muy relevante de nuestra convivencia y un signo de la modernidad del país. La inmensa mayoría de los ciudadanos que profesan creencias religiosas ha asumido sin reservas que la característica fundamental de nuestra sociedad reside en el carácter laico del poder, en la obligada disociación entre creencia y pensamiento racional, entre fe y saber científico. Sin embargo, esta realidad no parece agradar ni a la jerarquía católica ni a la cúpula del partido conservador. Por eso ambas organizaciones han activado desde hace tiempo una estrategia tendente a resucitar el nacional-catolicismo, de infausto recuerdo, propio de otros y desdichados tiempos. De ahí que asistamos a un espectáculo esperpéntico en el que la Conferencia Episcopal pretende poner límites a los legisladores en el ejercicio de su función mientras el líder de la derecha declara que no se puede legislar de espaldas a la fe. Pero el número fuerte de la función lo reservaban para dar respuesta a la ley que regula el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Y no han defraudado. Porque, en efecto, obispos llamando abiertamente a la insumisión de jueces, funcionarios y alcaldes al mismo tiempo que la dirección del PP presiona a sus cargos públicos para que se inhiban en la aplicación de la ley, son hechos que no tienen precedente en la democracia española. Por fortuna, la tolerancia y el pluralismo se han impuesto a la intransigencia y a las concepciones monolíticas. Son numerosos los grupos de teólogos, movimientos de base y colectivos cristianos que defienden la homosexualidad como una opción legítima y reclaman el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio y a la adopción. La mayoría de los católicos no consideran ley natural o divina lo que son simplemente normas eclesiásticas y, por tanto, no comparten la estrategia de los obispos, pensada para imponer a toda la ciudadanía una concepción del matrimonio y la sexualidad que pertenece a la doctrina moral de la Iglesia católica de una determinada época histórica hoy en revisión. También en el PP, felizmente, son miles los militantes y cargos públicos, incluidos importantes dirigentes como Gallardón, Piqué o Núñez Feijoo, que no comparten, al menos en esta materia, el fundamentalismo de los Aznar, Rajoy, Acebes y compañía. La inmensa mayoría de la sociedad, incluidos los católicos, asumen que el proceso de secularización ha establecido una justificadaseparación entre la esfera religiosa y la cívica, que los obispos y la dirección del PP harían bien en respetar y, a partir de ahí, colaborar en la búsqueda consensuada de una ética civil válida para todos los ciudadanos con independencia de sus creencias e ideologías. A todos, incluidos la Iglesia y el PP, nos iría mucho mejor.

Cargando contenidos...