Diario de León

TRIBUNA

Es imprescindible denunciar

Publicado por
ÁLVARO GARCÍA ORTIZ
León

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AL DOLOR de la tragedia personal y la desgracia del fallecimiento de tres seres humanos, se suma una vez más la indignación hacia las causas de dichas muertes. Una vez más hemos leído en los periódicos, hemos oído en los noticiarios, hemos olido, hemos palpado, hemos visto a lo lejos el humo, o de cerca las llamas de un incendio. Una vez más lo hemos comentado con el vecino, con la familia. Una vez más nos hemos indignado como ciudadanos, como turistas, como gallegos. Una vez más hemos dicho que esto no puede ser, que esto no puede seguir así. Pero esta no es una ocasión más. A la catástrofe medioambiental, a este mal endémico que venimos padeciendo, hemos de sumar la pérdida dolorosa de vidas de quienes eran nuestros amigos, nuestros vecinos o nuestros familiares. Los incendios, esa plaga persistente que nos destruye, no son patrimonio de nadie y son responsabilidad de todos. Los incendios no son sólo un problema policial o de la Xunta, ni de éste o de otro pueblo, ni del fiscal de Incendios, ni de los jueces. Los incendios son un problema de todos, son nuestro problema, y a nosotros nos corresponde solucionarlo. Aunque aún es pronto para saber si fue intencionado o no, y de que manera se produjo, lo que ocurrió en la tarde del viernes en Cotobade pudo y puede estar ocurriendo en cualquier lugar de Galicia, porque pese a no ser una ocasión más, puede volver a serlo. Porque otro verano viene seco y no nos podemos acostumbrar a otear el horizonte y observar las nubes negras de la desgracia, a que el viento haga incontrolable la tragedia. La mano criminal que prendió cualquiera de los focos, más de cincuenta, que el viernes asolaban Galicia, no puede quedar impune. Nuestro Código Penal es claro e impone penas que pueden llegar hasta veinte años de prisión por el hecho de plantar fuego y generar un riesgo para las personas. Pero para poder aplicar nuestras leyes necesitamos poder encontrar a los culpables, y conseguir en nuestro Estado de derecho pruebas que impliquen a los autores de los delitos. No basta con el encomiable y esforzado trabajo de la Guardia Civil o la Policía Nacional y Autonómica, no basta con la dedicación de los agentes forestales, es necesario algo más. La respuesta de la sociedad debe ser contundente frente a estas agresiones. De la misma manera que se reacciona frente a los más graves ataques a la seguridad pública, frente al terrorismo o frente a la violencia, debe reaccionarse ante los incendiarios, porque ponen directamente en peligro nuestra vida, nuestro entorno y nuestro futuro. Esa debe ser la forma de ver a quien quema el monte, como el más peligroso de los delincuentes, como el más criminal de los sujetos. La indignación debe dejar paso a la acción y la acción en este caso consiste en informar, en dar a conocer, en aportar cualquier indicio prueba, ayuda, para que la sociedad pueda responder a quienes tratan de destruirla. Y la sociedad somos todos, desde los que tenemos el deber y la responsabilidad de enfrentarnos al delito, hasta el mas anónimo de los ciudadanos cualquiera que sea su estado o condición. El miedo, la proximidad al entorno del delincuente, la desconfianza en la Justicia, pueden ser excusas para no cumplir con nuestro deber como ciudadanos, pero en estos momentos no son más que eso, excusas. No es este un deber genérico que se le impone al ciudadano en alguna lejana ley; es casi cuestión de supervivencia, es evitar que a cada uno de nosotros, o a nuestros familiares o a nuestros vecinos nos pase algo irremediable. Es imprescindible denunciar o, si nos asusta la palabra, informar, poner en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad cualquier dato que nos sirva para dar con los incendiarios, ellos son nuestros enemigos. Una vez más es cuestión de vida o muerte.

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