Cerrar
Publicado por
LOIS BLANCO
León

Creado:

Actualizado:

DESDE HACE AÑOS, en los 30.000 kilómetros escasos de Galicia se concentra el 25% de los conatos de fuego de la UE. Aterrador. La cifra se ha disimulado con un sistema de extinción costoso pero también eficiente. Porque nuestros ardores incendiarios son casi antropológicos, la crisis medioambiental de agosto del 2006 puede ser una oportunidad, si el impacto social y mediático que ha alcanzado sirve para atacar la raíz del drama de la deforestación continua del territorio gallego. Quemado por millones de incendios en el último medio siglo. Para que la crisis de agosto del 2006 suponga un punto de partida ambicioso con el que atajar el problema del fuego y resarcir el daño causado son básicos dos requisitos. El primero se cumple a leguas: la sociedad está dando muestras todos estos días de que existe una mayoría concienciada de la dimensión del desafío. El segundo es más difícil, pues requiere que los políticos no hagan política, sino que gestionen la crisis. Si vamos a presenciar con el suelo ennegrecido cómo cada bando saca a pasear a los suyos, tal cual ocurrió durante el Prestige , las opciones de atacar la raíz del ardor incendiario gallego menguarán. Que la crisis del fuego coincida con la llegada a la Xunta del PSOE y el BNG es alentador, ya que de golpe y atragantándose han podido dimensionar el drama. Muy distinto desde dentro a como decían que era desde la demagogia de los aún recientes tiempos en la oposición. Ahora bien, consustancial al ardor gallego es la política pirómana que se ha hecho siempre aquí alrededor del fuego. Ya Fraga desembarcó en Galicia a caballos del oportunismo sobre las llamas desbocadas del verano de 1989; el más dramático para los montes hasta que llegó el nordés del 2006. Por el bien de todos, que esta vez no hagan el indio.

Cargando contenidos...