Diario de León

EL ORÁCULO DE DELFOS

Ríos y montes

Publicado por
JUAN J. MORALEJO
León

Creado:

Actualizado:

NO SÉ QUÉ, pero me parece que algo hay que decirles de la plaga de psicóticos que se nos ha venido encima desde hace sólo una semana para acá y que han convertido a Galicia, a toda Galicia, de norte a sur y de este a oeste, en una gran hoguera, un infierno en el que se quema el pasado y el futuro. Es archisabida la ristra de neuras y de ruindades por las que arde el monte y algo más habría que decir de mejores resultados en cosechar psicóticos antes de que ejerzan su desastre. Y, desde luego, más y mejores prevenciones en la defensa del monte, prevenciones drásticas y con fuerza legal, por ejemplo, las centradas en una palabra que va camino de perderse en el diccionario del gallego vivo: me refiero al verbo rozar, a la vieja faena manual que millenta veces ocupó a los abuelos de Vanesa y de Igor, de Jessica y de Yonatan, gente joven que ya ni sabrá de qué les estoy hablando: la vieja faena con fouciño y angazo para un cargar un carro de estrume, la faena con la que se tenía limpio el monte de tal forma que al fuego no le era posible o tan fácil correr como ahora lo hace. Ahora hay otros medios para rozar el monte y va siendo hora de convertirlos en obligación legal y muy vigilada para los propietarios o arrendatarios. Y todavía nos queda otra cuestión, a la que aludió muy bien Barreiro: como cada cual edifica donde le peta, el peligro de las muchas casas a las que una y otra vez se arrima el fuego. He visto bastantes casas en medio de tal maleza que a sus habitantes hay que tenerlos por, cuando menos, temerarios y carentes de la menor diligencia de sí mismos y de sus bienes. En fin, el verano no nos puede salir más triste y desastrado. Y vamos con los ríos y me van a permitir unas cuantas reiteraciones porque seguimos en la necesidad de luchar por lo evidente y de repetir lo archisabido. En Galicia un río como Dios manda es H2OT, hidróxido de trucha. Pero tiene razón la Asociación de Amigos de los Ríos, etcétera, en que nos queda muy poco o nada de H2OT y yo les preciso mi experiencia terca, crónica, de que buena parte de nuestra red fluvial es H2OM, y la M no es precisamente la de merluza. En esa espumilla que no se ha deshecho a los cinco metros de la fervenza o la represa no me celebren la fuerza de la caída del agua, pues la tal espumilla es porquería pura y dura. La buena espuma de río es cosa vista y no vista, como la corona que nos anuncia que el aguardiente es bueno, o ¿se bebería usted un aguardiente que mantenga la espuma tras haberlo agitado? Sequía y furtivismo no son ya más que llover sobre mojado y lo que de verdad moja es la aniquilación hidroeléctrica de, por ejemplo, Miño y Sil, con su repercusión negativa en todos sus afluentes; o la aniquilación hidroeléctrica del Tambre para que a salmón, reo, anguila y lamprea les queden solamente ocho de los 130 kilómetros de curso. Por estos y otros muchos desastres es momento de aplaudir y apoyar a la Xunta de Galicia en su política de poner orden y límite en la política hidroeléctrica, que debe ser más respetuosa con lo que explota y con intereses y derechos de terceros. Y había que seguir el rollo fluvial, pero ¡vaya! por esta vez el fuego apagó el agua. Seguiremos.

tracking